“Queremos hacer algo por el bien del planeta”, así respondía José Luis Álvarez Flores, el Tío Guato, cuando le preguntaban sobre su trabajo para la conservación del mono saraguato o aullador y más especies en la localidad de Chablé, en el municipio de Emiliana Zapata, Tabasco.
El ambientalista impulsó la primera Unidad de Manejo para el Aprovechamiento y Conservación de la Vida Silvestre (UMA Saraguato) para primates en México, la cual está a la orilla del Río Usumacinta. En siete años, su equipo ayudó para que esta especie en peligro de extinción pasara de 75 ejemplares, en 2011, a casi 400 para 2018.
Por iniciativa de Álvarez Flores se construyeron los primeros puentes de monos que hay en Tabasco, de acuerdo con la propia UMA. También logró que este espacio de conservación de 375 hectáreas lograra financiarse mediante la venta legal de arena.
Incluso, el activista denunció la extracción desmedida de este recurso, el cual suele comercializarse para el sector de obras, por parte de grupos clandestinos, lo que le trajo agresiones, amenazas y finalmente la muerte.
Este lunes 10 de junio, José Luis fue asesinado a balazos en los límites entre Tabasco y Chiapas, a la altura del kilómetro 3 de la carretera Ejido Calatraba; junto a su cuerpo había mensajes con amenazas hacia su familia.
La UMA, en peligro de desaparecer
Además de la conservación de los monos aulladores o saraguatos, la UMA también toma medidas para el cuidado de la garza tigre y de la iguana verde, así como de las miles de aves que habitan en la región.
También ofrece recorridos de ecoturismo, educación ambiental y capacitación gratuitas, pero toda su operación ahora está en riesgo.
El asesinato del activista no solo trajo miedo entre los trabajadores y voluntarios de la unidad, también su financiamiento peligra debido a que el banco de arena, del cual dependen económicamente, tuvo que cerrar por medidas de seguridad.
“El miedo más latente es que la UMA desaparezca ya que era un trabajo sin fines de lucro que hacía don José Luis. Al final, el banco (de arena) mantenía directamente a la UMA. Nosotros no recibíamos dinero de parte del gobierno, desde que se inició el proyecto no se recibió ni un solo centavo. Es obvio que ahora el banco está cerrado y que empezó a disminuir la entrada de dinero”, explica un integrante de la unidad, quien pidió el anonimato ante el miedo por otro posible ataque.
El conflicto económico, las agresiones y la extracción desmedida de arena provocaron también el cierre de oficinas de la asociación Cobius (Conservación de la Biodiversidad del Usumacinta), fundada también por el ambientalista, pues en 2018 hubo ataques contra los vehículos de esta organización civil.
“Don José Luis pidió ayuda a las autoridades y estas se negaron básicamente, nunca dieron respuesta. Tanto por las amenazas como por los golpes y daños que se habían recibido desde el año pasado”, asegura el colaborador de la UMA, quien responsabiliza a los bancos de arena ilegales de la muerte de Álvarez Flores.
También señala la omisión de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) de hacer “caso omiso a las demandas que se habían hecho” en el combate a los bancos ilegales de arena.
Un día después del homicidio del ambientalista, la Semarnat únicamente expresó “su indignación” por el hecho, mientras que el titular, Víctor Manuel Toledo Manzur, lamentó que “ambientalistas y periodistas de México estén viviendo un momento de recrudecimiento de la violencia en su contra, que ha cobrado la vida de 122 defensores de la riqueza natural”.
La Fiscalía de Tabasco mencionó que desde el primer día de las investigaciones, el fiscal del Ministerio Público ordenó medidas de protección solo para familiares de la víctima.
“Queda abierta la posibilidad de que en el transcurso de las investigaciones se puedan extender las medidas de protección”, respondió la dependencia ante la falta de medidas de seguridad para quienes trabajan en la UMA Saraguato.
Este jueves 13 de junio, profesores y ambientalistas firmaron una carta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador y al gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, donde expresan su indignación por el asesinato del Tío Guato.
También exigieron medidas de seguridad y certeza para “quienes no tenemos ningún interés más que conocer a profundidad y promover el increíbles (pero cada vez más mermado) patrimonio natural de nuestro estado y del que todos deberíamos sentirnos orgullosos”.
El sueño de un refugio
El compañero de Álvarez Flores lo describe como un filántropo enfocado siempre en la conservación de los animales de la región y en el cuidado del Río Usumacinta.
“Todo el trabajo que hizo, absolutamente todo, lo hizo por amor hacia la conservación de las especies, una persona dedicada a la conservación y al cuidado de los animales. Nada de lo que hacía era con algún fin de lucro o personal. Fue un filántropo, una persona honorable, respetada, querida y alegre”.
En una entrevista, publicada el pasado 20 de mayo por la asociación Cobius, José Luis Álvarez habló de su inquietud de “hacer algo por el bien del planeta” y que motivara a los pobladores de la región a conocer esta unidad de conservación.
Cuando le preguntaron por qué su impulso en la conservación de los monos aulladores, el activista no dudó en destacar la importancia de este animal en el crecimiento de los árboles y plantas endémicas de Tabasco.
“Es increíble la función de este animalito (mono saraguato), son los mejores dispersores de semillas en la región, con eso estamos avanzando en nuestra unidad de conservación. Las guayabas las sembraron los mismos monos saraguatos”, explicó.
Álvarez Flores dijo en este vídeo que buscaba que esta zona de conservación se convirtiera en un refugio para toda la fauna silvestre de la región. Tras su asesinato, ese anhelo pende de un hilo.
Con información de: Animal Político