El Parlamento de Ruanda ha aprobado una ley que prohíbe la manufactura, importación, uso y venta de todo tipo de objetos de plástico de un solo uso, bajo multas que podrían superar los más de 9.500 euros.
La ley prohíbe todo uso de productos como pajitas, botellas de plástico, envases de comida rápida, platos, vasos y cubertería de plástico, además de las bolsas que ya estaban prohibidas desde el 2008.
Para ello conlleva multas de más de 9.500 euros (casi 11.000 dólares) para quien fabrique en el país estos productos, de casi 680 euros (770 dólares) para mayoristas y de casi 300 euros (330 dólares) para pequeños comercios que los dispensen.
No obstante, no hay prevista ninguna sanción para quien los use.
Además, la ley permite, bajo autorización, el uso, importación y manufactura de productos de plástico compostable, y de objetos de plástico a aquellas industrias que consigan autorización de las autoridades y bajo un impuesto medioambiental.
Las empresas tienen tres meses desde la publicación de la ley en el Boletín Oficial del Estado para deshacerse de los productos ya encargados o que tengan en sus almacenes, y las industrias manufactureras deben adecuarse a la nueva ley en un periodo no superior a 2 años.
Ruanda fue uno de los países pioneros en el mundo en la prohibición de las bolsas de plástico hace más de 10 años, en una política a la que se sumó Kenia en 2017 y Tanzania hace tan solo unas semanas.
La región busca mediante la Comunidad de África del Este (EAC) tener una política común para la eliminación del uso del plástico.
Ruanda está también a la vanguardia del reciclaje electrónico en África, con una planta inaugurada a ese efecto el pasado diciembre en Bugesera (este).
La ONU advirtió el año pasado, coincidiendo con el Día Mundial del Medio Ambiente, de que cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plástico en el mundo y que sólo un 9 % de los desperdicios producidos son reciclados.
Además al menos 8 millones y hasta 12 millones de toneladas de plástico terminan cada año en los océanos y permanecerán allí durante décadas antes de descomponerse.
Con información de EFEverde