El mundo de los gadgets es amplio y con una diversidad enorme. Y entre tantas cosas, de vez en cuando surge alguna que llama la atención mediática como el caso del brazalete Pavlok que promete erradicar los malos hábitos con descargas eléctricas. Si bien está a la venta desde hace unos años, en los últimos meses tomó más relevancia porque se vende por Amazon.
En la página Web del producto sus creadores explican que el dispositivo portátil “libera un leve estímulo eléctrico para ayudarle a reducir los antojos, romper los malos hábitos y cambiar su vida”.
“Pavlok es su solución natural y duradera para dejar de fumar, morderse las uñas, tocarse el cabello, tener pensamientos negativos, postergar, comer azúcar y más”, anuncia el texto de presentación.
Además, indica que también puede ayudar a “crear buenos hábitos como entrenar a su cuerpo para que se despierte por sí solo, ser más productivo al mantenerlo en sus tareas y ayudarle a tener una perspectiva más positiva de la vida”.
Usarlo no parece muy complicado, pero vale aclarar que también se debe tener un hábito en su uso, ya que el funcionamiento de la descarga es casi siempre manual. Primero hay que colocar la pulsera en la muñeca, luego descargar la app en el celular y sincronizarlos. Después, habrá que configurar el módulo en la aplicación y ajustar los ítems según el uso que se le quiera dar.
Entonces, cada vez que uno incurra en un mal hábito se debe presionar el botón de relámpago de la pulsera Pavlok. “Esto administrará un zap (descarga) y comenzará a construir la aversión. Eso es todo. Sigue así y en muy poco tiempo ya no participarás en este mal hábito”, indica la página web.
Es decir que para dejar de fumar, por ejemplo, habrá que tocar el dispositivo cada vez que se le da una pitada al cigarrillo, para que la descargar genere un rechazo que se instale en el cerebro. Así no querrá volver a fumar por el recuerdo negativo.
Se vende a 200 dólares y se lo puede comprar en Amazon. Las opiniones de los usuarios que probaron el producto son divididos entre quienes la aprueban y quienes no.
Con información de Clarín