Un policía de Nueva York se quitó la vida la madrugada de este jueves y ya es el cuarto caso en el mes de junio, lo que ha alertado a los cuerpos de seguridad de la ciudad por la “crisis de salud mental” desatada entre los uniformados.
El oficial, que daba servicio en el neoyorquino barrio del Bronx, se quitó la vida en el condado de Nassau, en Long Island, cuando estaba fuera de servicio y fue encontrado con una herida de disparo en la cabeza, según indicaron fuentes del cuerpo a medios locales.
El comisario de la Policía de Nueva York, James O’Neill, calificó a mediados de mes de “crisis de salud mental” lo que está sucediendo dentro del cuerpo, la cual ya se ha cobrado cuatro vidas, por lo que es “necesario actuar” cuanto antes, afirmó.
Las declaraciones de O’Neill vinieron en su momento a colación del tercer caso de un policía quitándose la vida, el día 14 en el distrito de Staten Island, tras conocerse la muerte de un detective de 29 años de edad con seis años en el servicio.
Antes de eso, el cinco de junio el subjefe de policía Steven Silks, de 62, fue encontrado muerto pocos días después de haber presentado los papeles para su jubilación.
A la mañana siguiente, se informó de la desaparición de otro detective, de 58 años, después de que apareciera su coche abandonado y su cuerpo fue encontrado por la tarde.
El Departamento de la Policía de Nueva York es el más grande de Estados Unidos y esta oleada de suicidios ha afectado al cuerpo, que reitera a sus miembros que pidan ayuda en el caso de necesitarlo.
Queremos que todos los agentes sepan que si se encuentran en un momento de crisis, hay ayuda disponible”, declaró el coordinador de salud mental y bienestar del departamento, Jeff Thompson, tras el suicidio de Silks.
El comisario O’Neill afirmó que “no es ninguna vergüenza” pedir asistencia y además instó a los compañeros a que ayuden a sus colegas y los lleven con profesionales que puedan ayudarlos a abordar este asunto.
Con información de EFE