Es un grito de rabia y también un llamado a la reflexión y a construir soluciones. Ellas fueron parte de una manifestación legítima que derivó en vandalismo -¿causado por quién, por qué fuerza obscura?- y que las hizo víctimas también.
Ellas, guerrerenses del colectivo Colectivo Zapata Vive, atribuyen el vandalismo a “infiltrados disfrazados de feministas”, aunque no saben quién los mandó.
Lo que sí saben es que el vandalismo destrozó una camioneta y un autobús que las transportó desde Guerrero para unirse a la manifestación. Y en un posicionamiento difundido este sábado por Cencos, ponen el foco en una realidad que va más allá de la violencia reprobable:
“El problema no son solamente los infiltrados disfrazados de feministas (que aún no sabemos quién los mandó) que ayer nos destruyeron nuestra camioneta y nuestro bus en los que venimos 60 integrantes del colectivo para apoyar la marcha feminista (…) El problema es generacional, sistémico, sistemático y transversal. Luego entonces así debiera ser la solución que se tiene que empezar a construir ya: generacional, sistémica, sistemática y transversal”, señala.
“Sí vamos a seguir participando en todas las actividades necesarias para visibilizar el tema de violencia contra la mujer y para lograr una sociedad más igualitaria, al mismo tiempo que los invitamos a ustedes a talleres de formación ideológica con el colectivo para que dejen atrás esa retrógada y tonta manera de pensar”, agregaron.
Su comunicado es un recordatorio implícito de que la violencia que victima a las mujeres está presente en muchas partes del país. Dicen en otra parte de su escrito:
“Gritábamos (en la manifestación del viernes) hasta quedar afónicas porque en nuestras comunidades también nos matan, también nos violan, también nos golpean, también nos torturan, y mucho, muchísimo; pero hay una ausencia del estado, ausencia que parece burla. La que debiera ser la oficina de agencia especializada en feminicidios se usa como bodega allá en Ometepec, cabecera del distrito judicial y donde además hay alerta de género. Las que debieran ser las funcionarias con decisiones libres sobre cómo erradicar la violencia contra la mujer, ellas mismas son violentadas por sus superiores, supeditadas siempre”.
“Hemos llevado los juicios de feminicidios y de tortura y graves violaciones a derechos Humanos teniendo que toparnos con la “justicia” burocrática del estado, con los agentes del ministerio público machistas y con las agentes aún no liberadas de las garras de este sistema patriarcal; hemos conseguido, con mucho trabajo, sí, los 40 años de cárcel para los feminicidas pero ni así hemos podido regresarles la vida a las mujeres que dejaron hijos sin tener pecho que les dé de comer ni madres que les eduquen a ser personas de bien, solo porque hombres se sintieron superiores a ellas”.
Polarización en redes
La discusión estuvo siempre muy activa en redes sociales, pero la polarización fue evidente, luego de que los destrozos materiales fueron puestos como protagonistas de la manifestación. Hubo posturas que sin duda defendieron los actos violentos, tratando de explicarlos, pero también quienes reprobaron la manera en que las mujeres o una parte de ellas se manifestaron.
Bajo algunos hashtags como #NoMeCuidanMeViolan y #Feministas, miles de mensajes en Twitter evidenciaron que la discusión estaba tomando otro rumbo, que el motivo de haber salido a las calles era exigir un cambio en la sociedad para que las mujeres dejaran de tener miedo. Que miles de mujeres en México han sido maltratadas, asesinadas y han sufrido toda clase de violencia.
Sin embargo, a la discusión se sumaron mensajes en donde señalaban los actos en contra del inmobiliario como vandalismo y los reprobaban duramente. En muchos casos reprobaron la actitud de las feministas y las señalaron por desvirtuar el movimiento.
Con información de Aristegui noticias