Una de las casas romanas mejor conservadas de la antigüedad, localizada en Ercolano, al sur de Italia, reabrió esta semana después de más de 30 años de trabajos de restauración en los que se utilizaron técnicas revolucionarias para lograr su antiguo esplendor.
La Casa del Bicentenario, de tres pisos, es considerada una de las más bellas de Herculano, como se llamaba en latín la antigua ciudad romana, ubicada cerca de Nápoles y que quedó sepultada en el año 79 por la erupción del Vesubio.
Al igual que Pompeya, Ercolano, que era más pequeña pero más próspera y mundana por su arquitectura majestuosa, desapareció bajo una montaña de lava y sus habitantes perecieron debido al flujo piroclástico de la erupción. Ercolano quedó cubierta con al menos 15 metros de roca y escombros contra los cerca de 4 metros de ceniza que cubrieron Pompeya. Eso desalentó durante mucho tiempo a los saqueadores de sitios arqueológicos por lo que la Casa del Bicentenario, con hermosos frescos y mosaicos, se llamó así debido a que fue descubierta en 1938, exactamente 200 años después del inicio de las excavaciones abiertas bajo el reinado de los Borbones.
El edificio, de 600 metros cuadrados, fue cerrado al público en 1983 cuando comenzó a colapsar y los frescos del mural Tablinal, emblema tradicional del lugar, corrían riesgo. Los restauradores se centraron en dos escenas antiguas que representaban a Venus y Marte en un lado y a Dédalo y Pasífae (madre del Minotauro) del otro, con pinturas que celebraban al dios griego del vino y a Dioniso (Baco para los romanos), un motivo recurrente en las casas más ricas.
Casa del Bicentenario, “La más bella” “Elegimos esta sala porque los frescos nos parecen entre los más hermosos del parque arqueológico, pero también entre los más afectados”, explicó Leslie Rainer, investigadora del Instituto de Conservación Getty.
Varias fotos en blanco y negro de 1938 mostraban pinturas en muy buenas condiciones, que ahora aparecen casi borradas cuando comenzaron los últimos trabajos de restauración.
“Estos frescos son tan importantes que era una vergüenza verlos en tan mal estado y no tener una solución para restaurarlos adecuadamente”, comentó Rainer. La casa se ha transformado en un laboratorio experimental ya que emplea “técnicas y materiales innovadores que también se pueden utilizar en otros lugares”, sostiene la experta.
Proceso de restauración de la Casa del Bicentenario Una vez descubierta, la casa no solo estuvo expuesta a todo tipo de vientos, sino que se le aplicó cera a los frescos con la intención de preservarlos, lo que en cambio los afectó.
“Se estaban descamando, tuvimos que encontrar soluciones”, advierte Rainer.
Los restauradores experimentaron varios métodos y desarrollaron una solución de gel no orgánico que “permite eliminar la cera y a la vez mantener la capa de pintura de debajo”.
La cera ha sido utilizada ampliamente en la región para tratar de preservar los frescos antiguos y ahora amenaza la supervivencia de muchos.
“Esperamos que otros restauradores puedan usar (nuestra) técnica en murales con problemas similares que hay en toda la región”, pide Rainer, que publicará junto con su equipo de trabajo los resultados de su investigación en la Casa del Bicentenario.
Con información de Milenio