Color, fiesta y tradición se viven en las principales regiones de México, como cada año, muchos preparan sus ofrendas para recibir a quienes se nos adelantaron en el camino, el chiste es recibirlos y darles la bienvenida para abrazar tu recuerdo.
En San Luis Potosí, en sus cuatro regiones, se preparan de distintas maneras los altares, en unos municipios alistan los ‘chichiliques’ que son panes que cuelgan de los arcos elaborados con plantas que abundan en las vastas vegetaciónes de la región huasteca y media, mientras que en las zonas altiplano y centro utilizan la flor de cempasúchil combinada con algunas cactáceas.
En los hogares, huele a calabaza en tacha, piloncillo, camote cocido, a incienso, aguardiente cigarros, a platillos que más disfrutaban cómo tamales, mole, pozole, tacos rojos, caldo de res o enchiladas.
Los altares de muertos, son colocados en algún punto de la casa, se decoran con un camino de cempasúchil, acompañado con veladoras qué ayudan a que nuestros muertos pueden encontrar el camino a casa, se coloca sal, incienso, cal, agua, así como los alimentos que más preferían en vida, frutas, dulces y golosinas, así como objetos y retratos de nuestros seres queridos. Las vocaciones religiosas tampoco pueden faltar.
Algunas familias rezan alrededor de los altares que son retirados hasta el día 3 de noviembre.
Este año la vendimia estuvo buena en las calles del Centro Histórico se vendieron los productos que sacaron los dulces típicos tradicionales las calaveritas de chocolate y azúcar las cocadas los adornos como muertitos ataúdes Catrina.
Con información de El Sol de San Luis