A finales de agosto, un estudio que analizó la composición genética de cerca de medio millón personas determinó que “es básicamente imposible predecir la actividad sexual o la orientación de una persona por su genética”. Sin embargo, basándose en este estudio, una empresa ha desarrollado una aplicación denominada ‘How gay are you?’ (¿cuán gay eres?, en español), con la que usuarios pueden analizar los resultados de sus pruebas de ADN y calcular la probabilidad genética de ser gay. Tras las críticas recibidas, la aplicación ha sido retirada del portal que la alojaba.
El creador de esta herramienta, Joel Bellenson, publicó su aplicación a principios de octubre en Geneplaza, a un precio de 5,50 dólares, pero en la descripción de la misma ya señalaba que la prueba no podía predecir la atracción hacia personas del mismo sexo. A pesar de la aclaración, varios científicos, entre ellos los autores del estudio en el que se basó la aplicación, han criticado la herramienta asegurando que tergiversa su trabajo.
“La promoción de esta aplicación y las afirmaciones que hace son una grave y peligrosa tergiversación del estudio” y “lo correcto sería eliminar la aplicación de Genplaza por completo, lo que esperamos que haga”, aseguró el principal autor del estudio, el genetista del Instituto Broad, Benjamin Neale, en una carta enviada el pasado 14 de octubre a los responsables de Genplaza.
A la semana siguiente, los responsables de la plataforma decidieron cambiar el nombre de la aplicación a ‘122 Shades of Gray’, en referencia a las 122 variables genéticas escogidas para determinar la orientación sexual, y agregaron una nota explicando que los autores del estudio no estaban relacionados con el proyecto. “El primer nombre de la aplicación tenía una connotación humorística que mucha gente entendió, pero que hubo gente que malinterpretó por lo que decidimos cambiarlo”, afirma el fundador de Geneplaza, Alain Coletta.
“En GenePlaza entendemos muy bien que no hay un gen gay, sino que hay muchísimas variantes que producen efectos muy pequeños y que, además, a esto hay que añadir factores ambientales que no son tenidos en cuenta”, afirma Coletta. “El objetivo no es decirle a las personas qué es lo que son, porque sabemos que estos modelos no son predictivos”, asegura, “pero puede que nuestros usuarios quieran comprobar, por simple curiosidad, que resultado habría obtenido su ADN con este modelo”.
Con información de El País