Un correcto funcionamiento del hígado nos permite tener un organismo libre de toxinas, debido a que éste se encarga de limpiar la sangre y convertir los alimentos en energía. Por ello, es vital prevenir las enfermedades hepáticas, de acuerdo con la Fundación Mexicana para la Salud Hepática (FundHepa).
En información publicada por el portal Livestrong.com, una dieta poco saludable favorece el desarrollo de enfermedades hepáticas como hepatitis, cirrosis, hígado graso y cáncer.
Algunos de los alimentos que dañan el funcionamiento del hígado son:
Productos ricos en colesterol.
Tienen un alto riesgo de generar enfermedades hepáticas como las carnes rojas, camarones y la yema de huevo.
Mayo Clinic recomienda disminuir la ingesta de productos animales o cambiarla por vegetales, frutas y granos integrales.
Alimentos grasos.
La American Liver Foundation asegura que este tipo de productos tienen muchas calorías y aumentan los niveles de triglicéridos lo que daña directamente al hígado.
Reduce el consumo de manteca de cerdo, mantequilla, crema, piel de pollo, aderezos cremosos y mayonesa.
Comida rápida.
Es una mezcla de sodio y calorías, por lo que su consumo excesivo genera una acumulación de grasa en el hígado, lo que contribuye al daño hepático.
Azúcar. La ingesta de los refrescos, dulces, jarabe de maíz y postres son un factor de riesgo para detonar las enfermedades hepáticas como la fibrosis.
Proteínas.
Los especialistas de Mayo Clinic aseguran que las dietas altas en proteínas aumentan el funcionamiento del hígado porque debe eliminar las toxinas que se forman cuando la proteína se digiere, lo que favorece el desarrollo de cirrosis o cáncer de hígado.
Sal.
El consumo en exceso aumenta la presión arterial y aumenta el riesgo de padecer hígado graso. Lee las etiquetas de los productos para revisar la cantidad de sodio y reduce el consumo de alimentos procesados como el tocino y las salchichas.
Bebidas alcohólicas.
La Fundhepa detalla que cuando el hígado tiene que procesar mucho alcohol, las funciones normales del hígado se tienen que interrumpir, lo que lleva a un desequilibrio químico y la destrucción de células hepáticas y puede generar hígado graso, hepatitis o cirrosis.
Además de cuidar tu alimentación para prevenir las enfermedades hepáticas, debes realizar alguna actividad física, vacunarte contra la hepatitis, consumir sólo medicamentos prescritos por tu médico y lavarte las manos después de ir al baño.
¡Cuida tu hígado!
Con información de Excélsior