El lenguaje físico de Eiza González es el que se puede esperar de una estrella de cine. Su postura erguida, sus gestos delicados, la forma en la que se acomoda el cabello, cómo mira a su audiencia.
En su cabeza es la protagonista de la película, lleva su carrera en una dualidad entre el cine independiente (Baby Driver) y el comercial (Rápidos y furiosos).
La mexicana se siente muy identificada con ese escenario, por lo cual su siguiente gran ambición es producir y seguir los pasos de una de las mujeres latinoamericanas más influyentes en Hollywood: Salma Hayek.
“Lo bello de producir es la diversidad de proyectos, como Salma que está haciendo proyectos en México y apoyar. Cuando tienes el alcance como ella que ha logrado cosas tan grandes y que la vida le ha abierto tantas puertas es muy chido que ella venga a México y ese poder lo utilice para abrir las puertas a más gente.
Me encantaría contar las historias de mujeres de nuestro país que han hecho cambios y que sean historias positivas. No me gusta estar a la merced de la industria y que me determine quién tengo que ser, yo quiero encontrar las historias como lo hizo ella con Frida.
Al final del día tienes que buscar cómo contar tus historias”, dijo la actriz.
La veracruzana no es la única de las actrices que han motivado sus pasos. Ana de la Reguera ha estado presente para apoyar a la también modelo y cantante en el proceso de entender las dinámicas de Hollywood.
“Ana es una de mis grandes amigas. Le decía que ya no podía, hay muchas cosas fuera de nuestro control y otras que dentro de la inclusión también nos separan bastante, entraba en conflicto. Yo no pienso que si soy mexicana solo puedo interpretar a una mexicana”, expresó con frustración sobre las etiquetas que siguen teniendo mucho peso en Estados Unidos.
Eiza recibió en el Festival de Cine de Los Cabos un reconocimiento como estrella internacional, en gran parte por su participación en la cinta Baby Driver, de 2017, dirigido por Edward Wright, en el cual se puso al nivel de Jon Hamm y recibió muy buenas críticas.
“Tuve la suerte de hacer una película como Baby Driver, de ser una cinta independiente se volvió masiva y al mismo tiempo se empezaron a abrir ambos caminos”, declaró.
Para la actriz, una de las claves fue trabajar con directoras. “Tomé proyectos de mujeres que iban empezando, me sentía muy identificada. Pero Robert Rodriguez me abrió las puertas y sin el no estaría aquí”, dijo Eiza que próximamente presentara el filme Bloodshot, con Vin Diesel.
Con información de Milenio