Aunque el cambio de horario que realizamos dos veces al año se supone que ahorra energía, tiene partidarios y detractores, porque afecta nuestra salud.
Si estos días sientes sensación de cansancio, cierto malestar, alteraciones de sueño, mal humor y hasta un poco de depresión, no eres el único. El cambio de horario puede incluso afectar a nuestro sistema cardiovascular.
Está demostrado en infinidad de estudios que una hora de diferencia en nuestros horarios marca una diferencia enorme en ciertos aspectos de nuestro día a día, especialmente en el cambio de horario otoñal. ¿Sabes por qué?
En otoño, el retrasar una hora el reloj hace que súbitamente perdamos una hora de luz y eso afecta a nuestro reloj biológico y empeora definitivamente nuestro estado de ánimo a nivel psicológico.
La luz se encarga de regular la forma en la que el cuerpo produce la melatonina, que regula a su vez los ciclos del sueño y nuestro estado emocional.
Así que igual que la gente que trabaja en horario de noche padece numerosos trastornos o el cansancio del efecto del jetlag después de volar que dura varios días, así nos sentimos de alguna forma al cambiar el horario.
En algunas personas más sensibles a ello, las alteraciones anímicas pueden durar hasta meses. En inglés, es conocido por sus siglas como SAD o trastorno afectivo estacional, también conocido como winter blues.
En un estudio realizado en Dinamarca, el cambio de hora del otoño aumenta los diagnósticos de depresión en más de un diez por cierto.
Los expertos aconsejan disfrutar del máximo durante el día de la luz natural, tomar algo de sol, pasear al aire libre con nuestros seres queridos… Trucos para que nuestro cuerpo regule de nuevo la melatonina.
Con información de People en Español