Con una salva de pirotecnia, que incluyó una batería de 400 bombas y otros artificios de luz, habitantes del municipio de Tultepec despidieron la protesta que mantuvieron por 12 días afuera de la Cámara de Diputados, en avenida Congreso de la Unión, en cuya entrada se encuentra el Escudo Nacional.
La estruendosa manifestación se realizó poco después de las 19:00 horas. Fue una catarsis de 35 minutos de tronidos de fuegos artificiales. Al cielo que ocupa la alcaldía de Venustiano Carranza lo iluminaron luces moradas, rojas, amarillas y verdes que se estrellaban de regreso en el asfalto ante la mirada de personal del Heroico Cuerpo de Bomberos, de la Guardia Nacional, de Protección Civil, del gobierno capitalino de la Policía Federal y de paramédicos que arribaron al lugar ante la “improvisada” despedida de los manifestantes que emprendieron la retirada ignorados en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, aprobado a las 6:12 de la mañana de ayer.
A las 18:00 horas, el alcalde Armando Portuguez, reelecto por cuarta ocasión en el gobierno de Tultepec —la tierra de la latente tragedia por el uso de pirotecnia —, caminaba por el único templete que quedaba bajo una gigante carpa.
Antes de arracar su mitin para dar su postura por la votación a favor del PEF 2020, que incluso él y otros miles de manifestantes obligaron a que se hiciera, no en la casa del pueblo, como han demoninado los legisladores de Morena al recinto legislativo, sino en una sede alterna, supervisó que el arsenal pirotécnico estuviera listo para la espectacular protesta.
Declaró que él gobierna a 160 mil personas, y que 40 millones de pesos que le pedían a la Federación habrían contribuido a la mejora en infraestructura de 30 colonias, por lo menos. El perredista tenía fe en que Verónica Juárez Piña, coordinadora parlamentaria del Sol Azteca en San Lázaro, llegara a apoyarlo en su discurso. Nunca apareció la legisladora.
Tuvo que enfrentar solo “el exhorto” de Mario Camaño, representante del gobierno de Claudia Sheinbaum, a no detonar los tres toritos de luces y fuego, las bombas de pólvora y la batería de trueno.
Al final, se impuso, con todo y que llegó la Guarda Nacional. El jefe de los elementos de este cuerpo de seguridad recomendó a Camaño no insistir en reprimir la protesta.
“Ellos son más de 500, nosotros no traemos capacidad de respuesta”, indicó.
El funcionario del gobierno central cedió a regañadientes. Las autoridades del gobierno central se replegaron atrás de un cordón de seguridad convirtiéndose también en espectadores.
A los de Tultepec los madrugaron los diputados morenistas. Y los de Tultepec doblaron a la administración capitalina.
El alcalde dijo que seguirán en lucha para alcanzar recursos para mejorar el entorno de su municipio. Siempre estuvo sereno, y pidió que no dejaran protestar en esta particular manera, mientras sus seguidores gritaban: “fueeego, fueeego”.–
Con información de La Crónica