“No te tocaba solamente la pierna, te tocaba las partes íntimas”, recuerda María Belén Márquez, una de las ocho víctimas que este año denunciaron haber sido abusadas por un sacerdote de la orden de los Legionarios de Cristo en México. Dos de ellas rompieron su silencio y relataron su calvario por primera vez.
Después de 26 años, Márquez no ha podido borrar de su memoria las vejaciones sexuales que tuvo que sufrir a manos del sacerdote Fernando Martínez en el Instituto Cumbres entre 1991 y 1993 en Cancún, en el sur de México, que era regentado por la orden de los Legionarios de Cristo fundada por el padre Marcial Maciel en 1941.
Lo que más retumba en su cabeza, cuenta, es la voz del religioso en la oscuridad: “Me decía: ‘¿Te gusta?, ¿te gusta?’, y yo callada”.
Márquez es actualmente directora de la ONG católica ‘Misión Maya’. Desde que las denuncias salieron a la luz en mayo pasado, sufre ansiedad, culpa y rechazo a su cuerpo, los mismos síntomas cuando era niña y fue abusada.
Otra de las víctimas es Biani López Antúnez, quien llegó a la escuela a los ocho años cuando estaba dirigida por Martínez, pese a que ya había tres denuncias por pederastia en su contra.
“¡Puta madre! Ellos sabían perfectamente que estaban poniendo un depredador sexual en mi colegio”, lamenta López Antúnez, de 36 años. “Era totalmente prevenible”.
“Además de abusar de nosotras, nos hacía ver los abusos de otras niñas. Dejaba la puerta entreabierta y nos hacía sentarnos a ver. Nos metía en el cuarto de baño de la capilla, pero dejaba la puerta entreabierta y, al resto, nos hacía sentarnos en primera fila y ver”, contó la víctima.
El caso Martínez ha puesto de nuevo sobre la mesa los casos de pederastia en una de las órdenes religiosas con más poder en México. Ya en 1997 varios exlegionarios apuntaron que Maciel, así como otros sacerdotes en la congregación, habían cometido abusos sexuales, acusaciones que el Vaticano ocultó 70 años, según la denuncia del cardenal João Braz de Aviz.
Más de dos décadas después de que se divulgaran las denuncias contra el fundador de la orden, la presentadora de radio Ana Lucía Salazar difundió en sus redes sociales lo que había sufrido por Martínez y que animó a López a romper su silencio.
“Su denuncia fue un parteaguas para mí porque sacudió algo que yo tenía reprimido”, admite López, quien se dedica a la museografía.
Las acusaciones de Salazar provocaron un revuelo que obligó a la congregación a abrir una investigación interna, cuya conclusión fue presentada el pasado 22 de noviembre.
En ese informe, además del de Martínez, sobresalió otro nombre: Aurora Morales, una maestra que según López las sacaba de clases y las dejaba en la oficina del abusador. La víctima no recordaba en principio a Morales, pero según relata, “vi su foto en Internet e inmediatamente sentí miedo, inseguridad ¡Miedo, a mis 34 años!”, asegura.
“Tengo grabada la escena de miss Aurora sacándonos del salón. Nos decía: ‘Pues te habla el director”. Las niñas no sabían entonces de la complicidad entre ambos. “Pensábamos: ‘Claro, ella nos lleva, pero no sabe lo que pasa después, tenemos que decírselo”. Cuando finalmente se lo contaron, Morales les pidió que guardaran silencio. “No me voy a olvidar nunca. Nos dijo que iba a hablar con Martínez, pero que no se lo dijéramos a nuestros padres”.
Murió sin ser juzgado
Marcial Maciel (1920-2008) fue investigado por El Vaticano entre 1956 y 1959, pero durante décadas fue presentado, en palabras de Juan Pablo II en México en 1994, como “un guía eficaz de la juventud”.
“El padre Maciel era un modelo. Le creímos a él y no a las víctimas”, explicó en 2014 su sucesor, Eduardo Robles Gil.
El entonces Papa Benedicto XVI ordenó su renuncia en 2005 tras un “examen atento” de las denuncias de abusos, pero Maciel murió tres años después sin ser juzgado ni pedir perdón.
Su figura fue expurgada por El Vaticano de la organización de los Legionarios de Cristo, que ha sobrevivido, y no deja de crecer: tiene 21,300 miembros seglares, 526 consagradas, 63 laicos consagrados, 1.537 legionarios de Cristo y 11.584 miembros adolescentes.
En sus 154 colegios, cinco academias internacionales, 14 universidades civiles y cuatro eclesiásticas se forman 176,000 alumnos.
Con información de La Prensa