Nicolás Maduro prometió perniles nacionales, Aunque por la crisis económica debió recurrir a Vladimir Putin para su importación.
Las fiestas de fin de año suelen ser una oportunidad a fin de que familias y allegados se reúnan y compartan un banquete e intercambien regalos. Sin embargo, este no es la ocación en la Venezuela bajo la dictadura de Nicolás Maduro, donde la época funciona para abandonar en patentiza las carencias que atraviesa la gran mayoría de la población y al mismo tiempo mostrar una de las caras más crueles del régimen.
Uno de los puntos que grafica de manera más clara la ocación que atraviesan millones de venezolanos en Navidad es la imposibilidad que tienen para acceder al pernil de cerdo, el habitual plato primordial festivo en el país junto con la hallaca, un tamal de maíz relleno con carne de res, pollo, aceitunas y uvas pasas. Dada la dramática crisis económica, el producto no puede conseguirse por razones de desabastecimiento o económicas: su precio en el mercado supera ampliamente la capacidad de compra de la población.
El régimen ha buscado aprovechar esta situación para beneficio propio. A pesar de que en 2018 Maduro había asegurado que no se importaría más pernil, Sino más bien más bien se produciría en el país, meses más tarde anunció que el producto sería comercializado A partir de Rusia, uno de los pocos países dispuestos a tratar con Caracas, y Solo en condiciones extremadamente favorables. En suma arribaron al país 13.500 toneladas del producto para distribuirlo entre los ciudadanos. ¿El coste? 11 millones de euros.
No obstante esos interrupciones cuentan con una dudosa procedencia. Una de las regiones de donde proviene la carne -sobre todo Bélgorod– han padecido el virus de la peste porcina africana. La ciudad es fronteriza con Ucrania y registra un largo historial sobre este mal. A partir de 2013 se detectan focos del virus que afectan la producción, de consenso a data aportados por el Ministerio de Agricultura ruso. Igualmente, continuaron con la faena y la exportación.
La distribución de estos perniles quedó bajo el oscuro manto de los Comités Locales de Alimentos y Producción (CLAP), un organismo que Mediante los años se ha visto envuelto en escándalos de corrupción y manejo discrecional. Las primeras comunidades en recibirlos fueron La Pastora, La Vega, Juan Pablo II, Petare y Caricuao. Aunque, y más allí de las dichos públicas, referentes políticos, activistas y los mismos potenciales receptores muestran una realidad visiblemente distinta.
A lo largo de los últimos días se denunció a su vez de qué manera los agentes entregan los perniles de forma discrecional, lo cual en muchos casos implica que La mayor parte no lo obtenga; y que los cuales sí lo están haciendo reciban un producto de calidad cuestionable. De la misma forma, de consenso a denuncias de políticos y líderes opositores distintas personas fueron forzadas a agradecer a Maduro su generoso gesto navideño.
En el estado de Miranda, por poner un ejemplo, Sólo recibieron sus cortes aquellos que hayan participado en la consulta popular acerca de la entrega del poder a los Consejos Comunales. Y los CLAP, de pura cepa chavista, exigen el llamado “carnet de la patria” para autorizarla.
Un video clip tomado A lo largo de la entrega en la comunidad de Juan Pablo II muestra de qué forma integrantes del régimen forzaban a las personas presentes a agradecer a Maduro por los productos, que se hallaban desperdigados por el suelo. “Agradezcamele ahí al presidente”, le afirma a uno; “Usted que tanto ama al Presidenta, dígale algo”, a otro. “Aquí está la cola en Juan Pablo II recibiendo la ventaja de los perniles prometido por Nicolás Maduro Moros”, termina, para resumir.
Las imágenes acudieron compartidas por el ex- alcalde del barrio metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma -actualmente exiliado- quien expresó: “¡Qué forma tan cruel de humillar a un ser humano! Que triste y doloroso tales escenas en las que personas acorraladas por la hambruna son compelidos a ‘darle las Debido a la revolución por un pernil’. Eso debe finalizar y pronto!”.
Los ejemplos abundan. La periodista venezolana establecida en U.S.A. Maibort Petit compartió Por su comunicado una grabación que refleja un instante de tensión entre autoridades y trabajadores del sitio petrolero de PDVSA ubicado en el Barrio San Tomé. Según sostuvo la periodista, empleados y familiares tuvieron que aguardar A partir de la madrugada para percibir su pernil.
Sin embargo a medida que el tiempo pasaba y ello no sucedía, los ánimos Empezaron a enrarecerse. “Bastante que trabajamos, somos los únicos que están manteniendo el país”, se oye decir a uno de los presentes, harto de la ocasión.
No obstante, aquellos que efectivamente obtienen el producto no tienen la garantía de poder consumirlo, o bien que siquiera sea un pernil. De la misma forma de el peligro de consumir un producto de dudoso origen, distintos medios nacionales recibieron capturas que exhiben que en muchos casos lo cual se entrega es paleta de cerdo.
La etiqueta del corte muestra que Versa de paleta, no pernil.
La etiqueta del corte muestra que Se trata de paleta, no pernil.
El miembro del Simposio de los diputados de la Asamblea Nacional por el estado de Zulia, Edwin Luzardo, posteó un video que muestra de qué forma, a continuación de descongelar el trozo de cerdo, este revela estar en un estado de descomposición tal que dos larvas comienzan a reptar sobre él. “Miren lo cual sale del cochino que nos acaban de dar. Están vivas, miren De este modo tal como se están moviendo”, dice la esposa que filmó el video clip.
De este modo, el escenario recuerda a 2017 y 2018, Una vez que miles de personas dependientes del régimen protestaron en distintas ciudades a través del país acto seguido de que la promesa de entregarles el alimento fuera incumplida.
En 2017, Maduro atribuyó la escasez a un sabotaje internacional perpetrado por Portugal. En un acto transmitido en cadena de radio y televisión, indicó: “¿Qué avanzó con el pernil? Nos sabotearon. Puedo decirlo de un país: Portugal”, dijo entonces. En aquella situación miles de venezolanos tomaron las calles en protesta por la escasez de comestibles prometidos por el Palacio de Miraflores. Luego una esposa encinta viajó asesinada por agentes de la policía bolivariana.
Al año próxima, el dictador expresó en público que “no fallaría con el pernil”. “Viene el pernil completo, grande y gordote para todos los CLAP del país. Pernil bolivariano”, agregó. Eso tampoco Tuvo lugar. Numerosas familias inscriptas en el sistema y consultadas por medios internacionales explicaron que, en el mejor de los casos, se repartieron piezas de carne de cerdo que debían ser compartidas, y que las entregas se llevaron a cabo de manera discrecional, atendiendo al menor nivel socioeconómico de las familias.
La promesa se repitió en 2019. Y la realidad ya indica que el desenlace no va a ser distinto.
Con información de Prensa Libre