Pedro Sánchez seguirá siendo presidente del gobierno de España, después de conseguir una ajustada victoria este martes en el Congreso de los Diputados.
Sánchez deberá gobernar en coalición, algo que no ocurre en ese país desde que estallara la Guerra Civil (1936-1939).
El líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) obtuvo 167 votos a favor y 165 en contra. La diferencia más corta desde que España volviera a celebrar elecciones democráticas tras la muerte del general Francisco Franco.
Su compañero de gobierno será Unidas Podemos, otra suma de partidos de izquierdas liderada por Pablo Iglesias, que ejercerá de vicepresidente segundo de Asuntos Sociales.
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Unidas Podemos estará a cargo de cuatro ministerios que dependerán directamente de la vicepresidencia de Iglesias: Igualdad, Trabajo, Universidades y Consumo, según informó la prensa española.
Esta es la segunda votación de investidura que realiza el Congreso.
En la primera, celebrada el pasado domingo, Sánchez se quedó a nueve votos de obtener la mayoría absoluta de 176 votos (en una Cámara de 350 escaños).
Pablo Iglesias será el segundo vicepresidente de Pedro Sánchez.
En la de este martes, en cambio, le bastaba con sumar más síes que noes, algo que consiguió gracias a los votos de partidos minoritarios y a la abstención de dos formaciones del bloque nacionalista: la vasca EH Bildu y la catalana Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).
Entre quienes votaron en contra de Sánchez se encuentran los congresistas del PP y del partido de ultraderecha Vox, así como las otras dos formaciones que buscan la independencia de Cataluña: la CUP y Junts per Catalunya, el grupo del ex presidente regional buscado por la justicia española, Carles Puigdemont.
Una votación polémica
La votación ha sido controvertida, ya que por lo ajustada que era, se temía que hubiera algún cambio sorpresa de voto equilibrara la balanza hacia la oposición y bloqueara la formación de gobierno.
Además, algunos diputados, como Tomás Guitarte, el único que tiene la agrupación Teruel Existe, denunciaron haber sido acosados para que voten contra Sánchez.
Tanto la coalición como los apoyos (en forma de síes y abstenciones) recabados por Sánchez para ser investido también causaron polémica en el país. Por ejemplo, el de ERC, cuyo líder Oriol Junqueras, está en prisión.
Junto a Puigdemont, Junqueras participó activamente en el proceso que llevó a la celebración de un referendo sobre la independencia de Cataluña en octubre de 2017 que fue declarado ilegal por la justicia española. Sin embargo, a diferencia de Puigdemont, autoexiliado en Bruselas, Junqueras fue condenado a finales de 2019 a 13 años de cárcel por sedición en concurso medial con malversación.
En la actualidad, la situación en España respecto a Cataluña está tan polarizada que cualquier acercamiento con las formaciones nacionalistas, como este, genera controversia en el resto del país.
Sánchez deberá ahora gobernar junto a Unidas Podemos.
Contar con la abstención de EH Bildu tampoco se libró de críticas, ya que es un partido heredero de lo que varios sectoresconsideran el brazo político de ETA, un grupo armado que buscaba la independencia del País Vasco que se disolvió en 2018.
El reto al que Sanchez se enfrentaba también era grande: la política española todavía no encaja del todo el fin del bipartidismo PSOE-PP y el dinamismo del nuevo escenario político, donde continúan naciendo nuevas formaciones con muchas más posibilidades de crecer de las que hubieran tenido hace cinco años, como Vox.
Pero que, a la vez, pueden perder con rapidez todo lo ganado, como le pasó en las últimas elecciones a Ciudadanos, que en solo ocho meses pasó de ser el tercer partido más votado, con 57 diputados, a tener solo 10 escaños.
Con este nuevo gobierno, se espera poner fin a la crisis política iniciada en junio de 2018, cuando el conservador Mariano Rajoy fue destituido por el legislativo, después de que su formación, el Partido Popular (PP), fuera condenada por corrupción.
Rajoy fue sustituido por Sánchez, que meses después tuvo que convocar elecciones al no conseguir suficiente apoyo para aprobar los presupuestos.
Apoyos como el del partido ERC, liderado por Junqueras, han resultado polémicos.
El PSOE resultó el partido más votado en aquellos comicios, celebrados en abril de 2019, pero sin los escaños suficientes para su objetivo de gobernar en solitario.
Entonces, Sánchez se negó a pactar con Iglesias, que pedía formar parte del gobierno, y prefirió volver a sacar las urnas en noviembre del año pasado.
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Sin embargo, esto no tuvo el efecto deseado: si bien el PSOE mantuvo su liderazgo, perdió escaños y tuvo que ver cómo Vox ganaba terreno en la Cámara, convirtiéndose en la tercera fuerza política del país.
Ante el avance de la ultraderecha y el riesgo de que los españoles tuvieran que ir a las urnas por tercera vez en un año, Sánchez tuvo que adoptar esta vez un tono más conciliador y acceder a compartir el gobierno con Iglesias.
Iglesias, a su vez, es criticado por algunos sectores que le reprochan tener un tono demasiado conciliador con los independentistas catalanes, ya que, si bien no apoya una secesión de Cataluña, sí es partidario de que se celebre un referéndum.
Si bien Sánchez consiguió finalmente ser investido presidente, la diferencia de votos es tan pequeña que le deja con una mayoría muy frágil en el Congreso.
Con información de BBC