Una historia muy poco conocida por los habitantes de Salvador Alvarado y mucho menos por las nuevas generaciones fueron las cerca de 19 familias que vivieron por más de 10 años en vagones del ferrocarril.
Entre los años de 1961 a 1974 se asentó la cuadrilla llamada T-31 en las vías ubicadas en la colonia San Pedro. Ahí se instalaron 20 furgones de madera distribuidos en habitaciones para las familias, un aula de clases, una cooperativa y un tanque de agua. Una de las familias que vivió durante más de 10 años en la cuadrilla comparte por primera vez su historia. El señor José Ascencio y la señora Rosaura Medina se establecieron en este lugar después de años de viajar de una ciudad a otra. Cuentan cómo era su casa-vagón.
“La habitación estaba dividida en tres partes, la primera era la sala, luego la cocina y al final la recámara. Había dos ventanas en cada lado, hechas de tela y varilla. Debajo del furgón estaba acondicionado un gallinero para que cuando nos moviéramos pudiéramos trasladar los animales”, relata el señor José.
La cuadrilla T-31 se convirtió en una sola familia. Ferromex proporcionaba los servicios básicos. Una cooperativa, agua y escuela. La esposa del señor José, Rosaura Medina, relata que a ella le gustaba tener muchas plantas y siempre ponía macetas colgantes en uno de los lados del vagón.
El señor Fernando Ramírez Sánchez recuerda que a su llegada, en el año de 1971, a la ciudad de Guamúchil, conoció a esta cuadrilla. Relató un poco de la vida en ese tiempo: “Se ponían escaleras de madera largas a tierra firme hasta llegar al furgón. Todas las cuadrillas en aquel tiempo traían un aula escolar con un maestro contratado para impartir clases a los hijos de los trabajadores. Había un encargado que atendía la cooperativa y hacía un listado a cada trabajador que pedía sus alimentos y se les descontaba de su quincena el consumo”.
Con información de Infobae