Los barberos se quitaron la bata blanca. Los nuevos encargados del cuidado de la belleza de los hombres evolucionaron su vestimenta y sus métodos para atender a los clientes. Hoy, el negocio de las barberías se divide entre la vieja escuela y los propietarios que levantaron la cortina de sus negocios a raíz del boom de la barba larga.
La industria se ha transformado con el paso de los años: antes las barberías eran lugares donde acudían los abuelos o padres, en la actualidad en estos espacios son atendidas las nuevas generaciones.
A pesar de la gran competencia que existe en el mercado nacional, la industria en México alcanza un valor superior a los 320 millones de dólares, de acuerdo con datos de Euromonitor International.
Se prevé que la cifra aumentará en los próximos años al tomar en cuenta que aproximadamente 49 por ciento de la población son hombres y de manera anual los ingresos de los barberos crecen a una tasa de entre 7 y 9 por ciento.
Para Marco Antonio Saldaña, director general de Barbería Capital, la industria experimenta un auge debido a que los jóvenes empezaron a dar una mayor atención a su apariencia física, además de que prefirieron un servicio personalizado.
“El boom ocurrió en un momento en el que muchos hombres pusieron especial cuidado a su aseo personal y descubrieron que en las barberías podían encontrar no solo un corte, también productos para mantener una barba saludable”, precisa el socio fundador.
Cada año llegan al mercado nuevos competidores. La combinación entre las antiguas y nuevas barberías suma un total de 8 mil 189 unidades, según cifras del Inegi.
Por estado, Jalisco es el rey, ya que en 2017 existían apenas 67 establecimientos relacionados con el giro, pero la última actualización del instituto de estadísticas muestra que hay en servicio 1,148 barberías. Le siguen el Estado de México con 885 locales y en la capital del país 649 negocios.
Con el arribo de los nuevos barberos se abrió un debate con los que ya estaban presentes desde hace décadas. Julio César González es uno de ellos. Él aprendió a manejar la navaja desde los 14 años y a tratar a los clientes gracias a la enseñanza de su abuelo Manuel.
Comenta que con el paso de los años fue perfeccionando la técnica al grado de que en sus mejores años atendía a más de 20 clientes al día y en ocasiones hacían fila en la banqueta para poder sentarse en la silla de su barbería.
Sin embargo, poco a poco los clientes dejaron de ir a leer el periódico y por un corte de cabello o arreglo de barba. La razón: muchos fallecieron y otros al crecer cambiaron la tradición por la moda.
Esta situación provocó que hoy el propietario de El capitán reciba a tres clientes y en ocasiones ninguno lo visita durante el día, aunque cuando se acerca el regreso a clases sabe que la clientela mejorará.
“Ahorita cualquiera te dice: ‘yo te arreglo la barba o te corto el cabello’, pero este es un trabajo profesional que requiere de años para perfeccionar el uso de la navaja y ganarte la confianza de tus clientes. La barbería era un espacio para hacer comunidad, pero los negocios de ahora ya no ofrecen eso”, considera el barbero con más de 50 años de experiencia.
México es parte de una industria que cada año suma ceros. Se espera que el valor del mercado mundial de los productos de aseo para hombre alcanzará los 63 mil 630 millones de dólares al cierre del 2020.
Una de las principales diferencias entre las barberías tradicionales a las nuevas es que en estas últimas ofrecen bebidas, brindan tratamientos para hidratar la piel, dan masajes relajantes y se dan recomendaciones de productos, los cuales se pueden comprar ahí mismo.
Los ingresos mensuales promedio por establecimiento superan los 300 mil pesos y cada barbero percibe entre 300 y 800 pesos por cada cita, aunque esto depende del servicio que se ofrezca y el modelo de negocio del lugar.
El sector de las barberías aún tiene potencial para crecer en los siguientes años y prueba de ello es que el cuidado de la apariencia física es una de las mayores prioridades para aproximadamente 93 por ciento de los jóvenes, de acuerdo con Harvard Business Review.
Al respecto, Alejandro Lepe, director financiero de Barbería Capital, opina que el negocio es rentable, a pesar de los desafíos que existen en el mercado y que la competencia cada vez es mayor.
Con información de Reporte Índigo