Ya sea que lo hagas para tu familia, para tus amigos o para ti pero cocinar te da un placer inexplicable. No, la cocina no es para todos pero quienes disfrutan de ella, son capaces de convertir lo ordinario en algo extraordinario y no hay mayor felicidad que eso.
Cocinar puede ser una tarea tan delicada como ruda. Requiere de mucha determinación, ingenio y atención a los detalles. Es una ciencia pero también un arte en el que el corazón juega un papel importante. Quienes aman cocinar tienen una perspectiva muy especial de lo que es la felicidad.
Ver cómo las diferentes verduras, carnes y especias se combinan para dar ese sabor maravilloso, las hace realmente felices. Amar la cocina les da un respiro de la vida, les enseña a actuar con amor pero sobretodo les ayuda a ver los fracasos como una oportunidad para ser mejores.
Sí, la cocina es terapéutica.
Cuando tienes un mal día y amas cocinar, sabes que nada te hará sentir mejor que entrar a la cocina y preparar ese platillo que tanto te gusta. Incluso si no es para ti, buscar los ingredientes y el aroma que se desprende de estos mientras los preparas para esa persona especial, te hará sentir motivada.
Los beneficios emocionales de cocinar son innumerables y es algo que puede replicar en tu propia casa y un ingrediente o dos.
Cocinar, incluso si es como pasatiempo, mejora el bienestar de una persona al estar asociada con la satisfacción con la vida y puede ser una salida creativa a los problemas cotidianos. Es una forma de canalizar energía, puede usarse como una distracción, además de que ayudar a expresar las emociones que están bloqueadas en tu interior.
Cocinar te da una recompensa al final. No sólo porque obtienes algo tangible (una recompensa) por tus esfuerzos sino porque también puedes tener el reconocimiento de otros y sobretodo, la satisfacción de haber hecho un buen trabajo. Se llama “activación conductual”, lo que significa encontrar significado en las cosas que haces en lugar de simplemente hacerlas porque sí.
Cocinar puede llevarte a crear conexiones especiales con otros. Bien dicen que la comida une a las personas, después de todo, no hay nada como compartir una buena comida. La retroalimentación positiva y el simple hecho de ver a alguien más disfrutar, apreciar y valorar tu creación tiene el poder de reconstruir tu alma.
Cocinar es un arte en el que preparas una deliciosa comida que abraza el alma. Quienes disfrutan de ello, tienen la fortuna de ser felices y hacer felices a los demás y esa es la mejor sensación de todas.
Con información de Nueva Mujer