Agustín Yáñez legó más de media centena de ensayos, novela, cuento y discurso. Fue uno de los expositores de la novela posrevolucionaria y, a la par, considerado precursor de la novela mexicana moderna y del segundo realismo mexicano. Autor de Al filo del agua, novela considerada parteaguas y representativa entre las mejores novelas mexicanas e hispanoamericanas del siglo XX.
“Yáñez es el fundador del segundo realismo mexicano: el realismo que se apartó de forma tajante de los grandes narradores del siglo previo, Manuel Payno, José T. Cuéllar, Ignacio M. Altamirano y Rafael Delgado, al decidir que los cuadros de costumbres y la vida cotidiana de un pueblo eran transmisibles mediante cuadros psicológicos. Yáñez es, en realidad, un posrealista. Su ‘vida en aldea’ logró un eco universal”, señala el escritor Rafael Pérez Gay
Desde el punto de vista de Pérez Gay, “la novela central de Agustín Yáñez seguirá siendo Al filo del agua. El mismo Yáñez explicó el título en una página par de su libro: ‘Al filo del agua es una expresión campesina que significa el momento de iniciarse la lluvia, y en sentido figurado, muy común la inminencia o el principio de un suceso’”.
En su obra, Agustín Yáñez se acerca a los problemas sociales y políticos del México contemporáneo. Tiene un acento épico y barroco, una vez asumidas las experiencias de la narrativa actual. Por mencionar algunas: Ceguera roja (1923), Divina floración. Miscelánea de caridad (1925), Por tierras de Nueva Galicia (1928), Genio y figuras de Guadalajara (1941), Fray Bartolomé de Las Casas (1942); Episodios de Navidad (1948), Don Justo Sierra, su vida, sus ideas y sus obras (1950), así como La creación (1959), Ojerosa y pintada (1960).
Entre sus discursos sobresalen los de ingreso a El Colegio Nacional y a la Academia Mexicana de la Lengua que versó sobre La enseñanza de la retórica y le dio respuesta Jaime Torres Bodet.
Yáñez, quien falleció el 17 de enero de 1980, estudió derecho en la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara (1929) y maestría en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (1951) con la tesis Don Justo Sierra: su vida, sus ideas y su obra, la cual le valió la mención magna cum laude por parte Edmundo O’Gorman, Samuel Ramos y José Gaos, quienes estuvieron de sinodales .
Participó en la política y desempeñó importantes puestos públicos, entre ellos el de secretario de Educación de Nayarit, y participó en la fundación del Instituto de Ciencias y Letras, antecedente de la actual Universidad Autónoma de Nayarit (1930 a 1931), además de docente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) (1942-1953 y 1959-1962), y coordinador de Humanidades de la máxima casa de estudios (1945).
Fue gobernador de su estado natal: Jalisco, entre 1953 y 1959, y jefe de la delegación mexicana a la XII Asamblea General de la UNESCO (1960); subsecretario de la Presidencia (1962-1964), secretario de Educación Pública (1964 a 1970) desde donde realizó reformas en el sistema educativo mexicano y fungió como presidente de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (1977-1980).
Asimismo, fue miembro del Seminario de Cultura Mexicana desde 1952 y de El Colegio Nacional, al cual ingresó el 8 de julio del mismo año. Recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura en 1973.
Agustín Yáñez Delgadillo murió en la Ciudad de México y sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores.