Únicas presentaciones, sábado 8 y domingo 9 de febrero, en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes
Hace cinco años un grupo de jóvenes creadores mexicanos decidieron realizar un proyecto que permitiera llevar ópera al mayor número posible de espectadores. Se trata de una asociación civil que se preocupa por el público que jamás han tenido contacto con este arte o tiene la idea errónea de que sólo es para una audiencia selecta.
Dicho proyecto lleva por nombre Ópera Cinema y presentará sus más recientes creaciones: El ocaso, una ópera contemporánea de Dimitri Dudin y Dos ciegos, inspirada en una opereta cómica poco conocida de Jacques Offenbach.
El concepto nació con dos objetivos primordiales: presentar un espectáculo operístico a un gran número de personas, así como disminuir de forma significativa los gastos de producción, montaje y traslado que caracterizan a una puesta operística.
El formato está basado en las funciones de cine mudo que eran musicalizadas en vivo. Se filma la parte escénica y recibe un tratamiento de película silente para destacar el histrionismo de los intérpretes. Durante la función se proyecta el filme y los cantantes, acompañados de orquesta o piano, ejecutan la parte musical totalmente en vivo. Su primera producción fue Arreglo de bodas, basada en La cambiale di matrimonio de Gioacchino Rossini; después crearon El retablo de maese Pedro, de Manuel De Falla.
Oswaldo Martin del Campo y Martha Llamas son dos de los artistas que han hecho posible esta aventura estética. Oswaldo recuerda que desde la infancia tuvo contacto con el cine mudo y después con la ópera, dos manifestaciones artísticas que lo marcaron de manera personal y profesional.
“Vi muchas películas de ópera. Realmente me impactó la carga dramática exaltada a través de la música. Por lo que respecta al cine mudo soy un fan. Me parecía mágico el blanco y negro”, dice Oswaldo, quien posee una licenciatura con especialidad en Canto y se ha desempeñado como director de escena en ópera en numerosos proyectos.
Martha Llamas, quien es licenciada en Gestión Cultual y cursa la maestría en Música en la Facultad de Música de la UNAM, explica que, al realizar un análisis de los consumos culturales, pudo darse cuenta de que el cine y la ópera son muy diferentes entre sí en cuanto a demanda de público. “El cine es el arte que más se ve, en tanto que la ópera es la que menos. Son polos opuestos en consumo cultural; más del 96 por ciento de la población consume cine y menos del 1 por ciento admite haber visto una sola opera en su vida”.
Sobre la idea de fusionar la ópera con el cine, los dos comentan que es una práctica común sentarse frente a una pantalla grande, así que consideraron interesante atraer la atención de los espectadores de esta manera. Además, resultaba un gran experimento juntar el arte que tiene más público y el que no.
La primera pieza que presentarán es un estreno mundial: El Ocaso, del compositor ruso-mexicano Dimitri Dudin. Narra la historia de una familia lacandona, especialmente la de un indígena que existió en la vida real y que pasó a la historia por defender la tierra y transmitir la cosmovisión de su pueblo.
La segunda obra es Dos ciegos y está inspirada en una opereta cómica poco conocida del compositor francés de origen alemán Jacques Offenbach; es un homenaje que quisieron hacer a los personajes de El Gordo y El Flaco. Para su realización contará con la actuación de dos destacados clowns de la escena mexicana: Aziz Gual y Perico El Payaso Loco, quienes interpretan a dos vagos que se hacen pasar por ciegos. En estas funciones se ofrecerá de manera previa una gala en la que se interpretarán piezas operísticas que han sido parte de películas mudas, de compositores como Georges Bizet, Richard Wagner, Giacomo Puccini y Gioacchino Rossini.
“Son dos propuestas que son disímiles en temática. El Ocaso nos parece muy actual, porque nos invitará a reflexionar sobre todos esos indígenas que están siento ultrajados por defender sus tierras. En tanto que Dos ciegos es una trama ligera que sólo busca la sonrisa del espectador. Al final, ambas buscan cautivar al público e incentivar su gusto por la ópera”, considera Martha Llamas.