Un equipo de investigadores norteamericanos ha creado una molécula que constituye por sí sola una puerta lógica, el componente más básico de cualquier ordenador, el sustrato que da cuerpo a un bit de información.
La miniaturización progresiva de los chips ha dado así un salto cualitativo que permitirá a medio plazo, según los científicos, multiplicar por 100.000 millones de veces la rapidez y potencia de los ordenadores actuales.
Un chip del tamaño de un grano de arena podrá, con esta tecnología, albergar tanta capacidad de computación como cien ordenadores personales actuales.
Las posibilidades que abre un incremento semejante de la capacidad para almacenar información son de una magnitud difícil de abarcar con la imaginación.
El físico e ingeniero informático Phil Kuekes, uno de los responsables del avance técnico, ha destacado que los ordenadores basados en la tecnología molecular impregnarán cada rincón y objeto de la vida cotidiana.
Uno de estos procesadores podría, por ejemplo, viajar por el flujo sanguíneo en busca de anomalías que amenacen la salud del usuario. El Pentágono también se ha mostrado interesado en la nueva técnica por sus previsibles aplicaciones militares.
Según algunos expertos, los nuevos chips moleculares pueden llegar a sustituir a la actual tecnología basada en el silicio. Pero quedan problemas por resolver: entre ellos, fabricar un cable lo suficientemente fino como para empalmar dos moléculas.
Con información de El País