Nadie experimenta en cabeza ajena, por eso, a pesar de que hace casi 11 años, Alejandra Guzmán, de 51 años, pusiera en riesgo su vida al inyectarse sustancias tóxicas en los glúteos para agrandarlos. Ahora es la madre de la cantante, doña Silvia Pinal, de 88 años, quien se encuentra muy delicada de salud por los mismos motivos.
Y es que una amiga de la diva ha contado que la señora fue engañada por empleados de una clínica de belleza, ¡donde le inyectaron polímeros en la cara!
A continuación la entrevista con dicha amiga:
Nos enteramos de que doña Silvia la está pasando muy mal…
“Así es, desde hace unos meses ha estado muy angustiada y deprimida, y no es para menos… ¡la desgraciaron!”
-¿Por qué dices eso?
“Lo que pasa es que una amiga de Silvia le estuvo insistiendo para que fuera a una clínica de belleza con tratamientos muy avanzados; se la recomendó tanto, que terminó por convencerla, y Silvia fue para hacerse algunos tratamientos en la cara”.
-¿Pero cómo fue que se dejó convencer?
“Estuvo yendo varias veces, primero a hacerse sólo cosas naturales, pero después comenzaron a recomendarle un producto dizque milagroso del Viejo Oriente, le dijeron que era 10 veces mejor que el ácido hialurónico, pero que era muy caro; sin embargo, literal, le vieron la cara, porque pagó más de 90 mil pesos”.
-¿Se animó a hacerlo?
“Sí, ella confió en que estaba en manos de profesionales; además, el trato que le daban era tan bueno, que pensó que estaba asistiendo a un buen lugar”.
-¿Qué fue lo que se hizo?
“El tratamiento consistía en una serie de inyecciones que se tenían que aplicar directamente en la cara, según le dijeron, para rellenar las arrugas y estirar la piel.
A Silvia le prometieron que todos sus productos estaban tecnológicamente comprobados, pero nunca imaginó las consecuencias que tendría”.
-¿Cuáles?
“Al principio estaba encantada porque decía que se había quitado 15 años de encima, que su piel estaba respondiendo muy bien; pero después de tres meses comenzaron las complicaciones: dolores insoportables en la cabeza, su rostro se empezó a hinchar, incluso ha habido ocasiones en las que de plano no sale de su casa porque su cara luce irreconocible, demasiado inflamada”.
-¿Y no reclamó?
“Por supuesto, fue a la clínica para decirles lo que le estaba pasando, pero le dijeron que eso no era por el tratamiento que ellos le habían hecho, se deslindaron por completo de la responsabilidad y no quisieron ayudarla; por supuesto que Silvia se sorprendió muchísimo, pero ya no volvió a poner ni un pie ahí; lo malo es que conforme ha pasado el tiempo, su dolor se ha ido incrementando”.
-¿No ha acudido a algún hospital?
“Ya visitó a varios médicos particulares, quienes le dijeron que lo que en realidad le pusieron en el rostro son polímeros, por eso se ha estado sintiendo tan mal. Ahora le están haciendo varios estudios para ver qué tipo de producto le inyectaron exactamente, porque los efectos secundarios le han pegado muy duro”.
-¿Qué le dicen los médicos que la están atendiendo?
“Pues hasta donde tengo entendido, ninguno ha querido hacerse cargo de la situación de Silvia, por lo delicado que parece ser, porque ella ya es una señora de edad muy avanzada”.
-Entonces, ¿no hay nada que hacer?
“No mucho, pues por lo que le dijeron, los polímeros inyectados en la cara son casi imposibles de retirar, y de intentarlo, pondría en riesgo su vida, pero ella no pierde las esperanzas. Por el momento, lo único que los doctores le han dado son pastillas para los dolores y antibióticos para evitar que se desencadene una infección”.
-¿Anímicamente cómo se encuentra?
“Ya te imaginarás, está muy afectada. Los días en los que amanece con la cara inflamada no quiere ni que la vean, se encierra, y sólo sale a algún evento cuando la hinchazón cede un poco y se ve más o menos bien”.
-¿Sus hijos saben de esto?
“Por supuesto que sí; sus hijas Alejandra y Sylvia están enteradas de absolutamente todo y han tratado de no separarse de su mamá. Ellas son las que la han estado llevando con los doctores para ver qué es lo que se le puede hacer y mejorar un poco su calidad de vida”.
-¿Y qué le dicen?
“Están muy preocupadas. El que sí puso el grito en el cielo fue su hijo Luis Enrique, él no sabía que su mamá se había hecho algo en la cara, de lo contrario no la hubiera dejado, y mucho menos después del susto que se llevaron con Alejandra; de hecho, Luis le pidió muchas veces que ya se dejara de cosas, pero a Silvia le ganó la vanidad y quería verse un poco mejor. Ahora, si no había aprendido la lección… ya la está aprendiendo”.
-Me imagino que está muy arrepentida…
“Por supuesto; ella dice que si hubiera sabido lo que en realidad iban a hacerle, jamás habría aceptado. Ojalá algún médico quiera sacarle todo lo que le inyectaron, porque está sufriendo mucho”.
-¿Piensa actuar de manera legal contra la clínica?
“Eso es algo que no sabría decirte”, finalizó.
Con información de TvNotas