Los anillos de hielo en el lago Baikal de Rusia pueden llegar a tener hasta siete kilómetros de diámetro. Ha habido diversas teorías que explicaban su naturaleza. El concepto más popular, que se centra en los brotes de metano, fue finalmente desmentido por los científicos.
El lago, la mayor fuente de agua dulce del mundo por su volumen, parece tener algunos remolinos cálidos que fluyen en el sentido del reloj bajo el hielo. Los llamativos anillos de hielo de la superficie del lago Baikal son causados por estos chorros de agua bajo la corteza del hielo.
Sin embargo, el centro de los remolinos típicamente presenta las corrientes menos fuertes, lo que explica por qué los centros de estos anillos todavía retienen hielo excepcionalmente grueso.
Un equipo internacional de investigadores de Francia, Rusia y Mongolia perforó agujeros en el hielo y colocó sensores en el agua por debajo.
Los sensores estimaron que la temperatura del agua en los remolinos era de 1 a 2 grados centígrados más caliente que el agua circundante, mientras que los remolinos mismos son conocidos por su forma de lente, algo que raramente ocurre en los lagos, pero que es frecuente en los océanos.
El lago Baikal no es el único lugar donde hay anillos de hielo de este tipo: el cercano lago Ubsugul, en Mongolia, y el lago Telétskoye, en Rusia, también los tienen, indicó Alexéi Kuráyev, profesor asistente del Laboratorio de Estudios en Geofísica Espacial y Oceanografía (LEGOS) de la Universidad Federal de Toulouse, Francia.
Los científicos han intentado determinar cómo se formaron realmente los anillos de hielo desde hace mucho. Según una de las teorías más extendidas, las burbujas de metano que subían del fondo del lago eran responsables de la aparición de estos anillos. Pero el equipo de Kuráyev descartó la idea, destacando que algunos de estos anillos de hielo se originaron en las zonas menos profundas del lago, en áreas sin emisiones de gas conocidas.
La Comunidad de los Anillos de Hielo
El grosor de hielo permite que la gente pase regularmente por encima de la superficie del lago durante los meses de invierno.
“Es algo obvio”, dijo Kuráyev, al explicar que es un lago muy largo, y si uno quiere ir de un lado a otro hay que recorrer unos 400 kilómetros de ida y otros 400 kilómetros de vuelta. “Pero el viaje a través del hielo es de unos 40 kilómetros, así que la elección es evidente”, afirmó.
Sin embargo, los anillos pueden resultar verdaderamente peligrosos por el grosor de hielo y su tamaño difícil de detectar. Estas áreas representan un peligro para los coches pesados, que pueden hundirse.
Kuráyev y sus colegas, o la Comunidad de los Anillos de Hielo, como se refieren en broma a sí mismos, realizan el trabajo de reconocimiento de los anillos e informan al servicio de parques nacionales y al Ministerio de Emergencias de Rusia sobre sus hallazgos. Los investigadores también actualizan su sitio web con imágenes de satélite de las nuevas ubicaciones de los anillos de hielo.
Con información de Sputniknews