El ozono troposférico es un gas tóxico y letal para personas, animales y plantas. Causante del esmog que cubre las ciudades, respirarlo durante mucho tiempo aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer y otras enfermedades. Así lo ha descubierto un grupo de investigadores gracias a un ambicioso estudio.
Muchas veces hablamos de proteger la capa de ozono, pero hay que especificar de qué ozono hablamos. No debemos confundir el ozono estratosférico con el troposférico.
El primero se encuentra entre 20 y 30 kilómetros de altura de la superficie de la Tierra y es el encargado de proteger a la misma de la radiación ultravioleta del Sol. Sin embargo, el ozono troposférico es el componente principal del esmog que cubre las ciudades de sustancias tóxicas.
El esmog aparece a causa del aumento de ese ozono perjudicial. Este se produce cuando las sustancias contaminantes de la atmósfera de las grandes ciudades provocan reacciones fotoquímicas al entrar en contacto con el Sol.
El problema de la contaminación urbana preocupaba al equipo de investigación de Ana Vicedo-Cabrera, del Instituto de Medicina Social y Preventiva de Berna, en Suiza.
Es por eso que los científicos analizaron el aire de 406 ciudades de 20 países entre 1985 y 2015, teniendo en cuenta varios factores, como la temperatura, la humedad relativa y la cantidad de partículas contaminantes presentes en el aire.
Finalmente, llegaron a una conclusión: hay una relación directa entre la mortalidad y los factores medioambientales.
Los efectos que el ozono troposférico tiene en la salud son muy graves: desde factores tóxicos hasta efectos mutágenos, pasando por efectos carcinógenos. Cuanto más aire contaminado con estas partículas se respire, mayor es el riesgo de desarrollar alguna de estas enfermedades.
Con información de Sputniknews