El tráfico de drogas es un “juego” que pocas veces se gana, por ello, los narcotraficantes se han volcado a otras actividades. Uno de los casos que pone en evidencia esta realidad es el negocio de las maquinas tragamonedas.
En México, las autoridades han identificado que detrás del uso e instalación de este tipo de maquinas existe una amplia red de delincuencia organizada.
El negocio es sumamente redituable, pues según la Dirección General de Juegos y Sorteos, éstas maquinas, a nivel nacional, generan un ingreso aproximado de 600 millones de pesos semanales.
Los datos consignaron que hasta 2015, Sinaloa era la entidad con más maquinitas tragamonedas puestas a disposición del Ministerio Público, con 3,180. Precisamente el cártel más poderoso de esta región ha sido identificado como dueño de varios de éstos aparatos.
El diario Zeta Tijuana señaló que el operador del Cártel de Sinaloa, Felipe Barajas Lozano, “El Omega”, dirige una célula dedicada al negocio de los mini casinos. “El Omega” opera en la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California.
En esa región, los grupos criminales hicieron de las maquinas tragamonedas su “caja chica”, pues detectaron que su operación es visible y a nadie les molesta, pero sobre todo las cantidades que se perciben de manera diaria son millonarias.
Aunado a la ganancias, los dueños de las maquinitas aprovechan que algunos de los usuarios también son consumidores y disfrazan los negocios para operar de manera ilícita, lo cual arrastraría a otro conflicto.
Las maquinas tragamonedas son trasladadas desarmadas desde el continente asiático o bien, son adquiridas en el interior de México, en el estado de Jalisco.
Su adquisición es sencillo, incluso en el sitio de internet mercadolibre. com pueden comprarse a partir de 1.200 pesos.
Los reportes consignan que las zonas con mayor incidencia en robo domiciliario y otras modalidades son donde más maquinas tienen identificadas.
El negocio de las maquinas tragamonedas ha sido tan avasallador, que en algunas de sus instalaciones han sucedido terribles tragedias como recientemente ocurrió en Uruapán, Michoacán, donde nueve personas fueron asesinadas, incluidos cuatro menores.
El negocio de maquinitas era un centro de reunión de jóvenes y adultos que, según las investigaciones, también operaba como local de narcomenudeo.
Cártel de día, mini casinos de noche
En 2015, diversas investigaciones develaron que el Cártel del Golfo utilizaba casinos para lavar dinero.
En terminos específicos se dijo que el casino Big Bola fue vinculado a dicha organización criminal. De éste ganó USD 4.3 millones en 2014.
Las inversiones de otros peces gordos también han sido ventiladas. Entre las múltiples empresas de Raúl Flores Hernández alias “El Tío”, un distribuidor de droga independiente que se asoció a los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación se encuentran el casino Grand, el bar La Camelia y el club deportivo Morumbi, todos en Jalisco.
En agosto de 2017, se señaló al cantante de música regional, Julión Álvarez y el futbolista Rafael Márquez como prestanombres de “El Tío”.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros público que entre los negocios de Rafael Caro Quintero, “El Narco de Narcos” también había restaurantes.
Juan José Esparragoza Moreno, alias “El Azul”, uno de los fundadores del Cártel de Sinaloa, adquirió Casa V y Terraza, la inmoboliaria Grupo Ompergoza, así como varios establecimientos de combustible.