Pintor de abstracciones, Pablo O’Higgins se considera un artista plástico con un enfoque dentro del realismo social, de quien este 1 de marzo se conmemora el 116 aniversario de su nacimiento.
Nacido en Salt Lake City, Utah, Estados Unidos, O’Higgins, de acuerdo con el Museo de Arte Carrillo Gil, desde su llegada a México en 1924 participó en los hechos que tuvieron lugar en el seno de la cultura y de la educación de México. Impartió cátedra durante varios años en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda; en 1959 recibió el Premio del Salón Anual de Grabado y Litografía del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
Antes de incorporarse a la fundación de la Liga de Escritores y Artista Revolucionarios (LEAR), fue maestro de arte en las Misiones Culturales de Zacatecas y Durango y colaboró en la primera monografía publicada sobre José Guadalupe Posada, una coedición de los Talleres Gráficos de la Nación, de México, y la revista estadounidense Mexican Folkways.
El pintor e ilustrador trabajó como ayudante de Diego Rivera en los murales de la Universidad de Chapingo y de la Secretaría de Educación Pública. Posteriormente crearía su propia obra mural en Durango, Michoacán, Veracruz y la capital de nuestro país, así como en Estados Unidos. Entre sus obras más conocidas y celebradas están las que se encuentran en el patio del antiguo Colegio de Indios de San Gregorio, actual Mercado Abelardo L. Rodríguez.
Posterior a su obra mural introdujo cambios en su forma de expresión, aunque persistió en su actitud de compromiso político y social durante toda su vida. También trabajó con Leopoldo Méndez, Alfredo Zalce y diversos creadores mexicanos de la época y abordó las técnicas plásticas de la época.
En su obra de caballete, sobre todo en óleos y encáusticas, su trazo se volvió más libre. Especialistas en el arte nacional aducen que O’Higgins decidió radicar y trabajar en México porque, al conocer nuestro país, se quedó cautivado por su herencia artística.
Miembro fundador del Taller de Gráfica Popular, Paul Higgins Stevenson adquirió la nacionalidad mexicana con carácter honorífico. En 1956, Diego Rivera afirmó: “Un día la apreciación realmente crítica de arte dará a Pablo O’Higgins un lugar cercano y fraternal al que ocupa en la historia el genio de Vincent van Gogh”.