La exposición al sol, al viento y a la contaminación provoca que los poros se cierren. Sumerja un algodón en leche o en aceite de almendra, y páselo por la cara para quitar impurezas.
Desmaquillarse bien.
Nunca utilice papel higiénico o kleenex para remover el maquillaje porque maltrata la piel y cierra los poros. Use un algodón y humedézcalo en crema o aceite (según su preferencia) y realice masajes circulares muy suaves. Nunca utilice alcohol porque reseca la cara.
Tomar mucha agua.
Ocho vasos de agua durante el día es lo mínimo que se recomienda para oxigenar y limpiar la piel.
No abusar del maquillaje.
Durante el día, procure usar un maquillaje muy liviano. Deje las bases y las sombras para la noche porque los cosméticos contienen químicos fuertes que resecan la piel y pueden llegar a producir alergias. Nunca se acueste sin desmaquillarse.
Comer sanamente.
Para evitar que la piel se torne grasosa es mejor dejar los caramelos, los fritos, las hamburguesas y las pizzas. Así evitará la aparición de barros e imperfecciones. Coma muchas frutas y verduras que nutren la piel por su riqueza de vitaminas.
No abusar del sol.
Es recomendable no tomar el sol entre las 12 del dìa y las 2 de la tarde. Durante esas horas, cuando más fuerte está, es más fácil que la piel produzca manchas y arrugas prematuras.
Usar crema hidratante.
Es indispensable aplicar crema tanto para el día como para la noche. Utilice una de acuerdo con su tipo de piel y recuerde que la que se aplica antes de dormir es diferente de la que usa durante el día.
Tener hábitos saludables.
El alcohol y el cigarrillo no solo resecan la piel sino que la envejecen con facilidad. La aparición de arrugas y manchas es inevitable, así que no abuse de ninguno.
Con información de El Espectador