En palabras de la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, quien visitó Siria la semana pasada, la guerra en ese país marca hoy “otro hito vergonzoso”.
“A medida que el conflicto entra en su décimo año, millones de niños empiezan su segunda década de vida rodeados de guerra, violencia, muerte y desplazamiento. La necesidad de paz nunca ha sido tan apremiante”.
Según datos verificados por UNICEF entre 2014 y 2019:
Más de 9000 niños murieron o resultaron heridos durante el conflicto.
Unos 5000 niños fueron reclutados, algunos de tan solo siete años.
Alrededor de 1000 centros educativos y sanitarios fueron atacados.
La situación es tan desesperada que “las familias nos dijeron que en casos extremos no tuvieron otra opción que enviar a sus hijos a trabajar o casar a sus hijas antes de tiempo. Ningún padre debe verse obligado a tomar tales decisiones”, afirma el director regional de UNICEF en Oriente Medio y el norte de África, Ted Chaiban.
La escalada del conflicto en el noroeste del país, combinada con las duras condiciones invernales, el descenso temperaturas y una grave crisis humanitaria se ha cobrado un elevado número de víctimas entre cientos de miles de niños y familias
En el noreste, al menos 28.000 niños de más de 60 países siguen languideciendo en los campamentos de desplazados, privados de los servicios más básicos. Durante el mes de enero, únicamente 765 niños fueron repatriados a sus países de origen.
Entre las repercusiones más importantes del conflicto figuran:
Dos de cada cinco escuelas no pueden utilizarse porque están destruidas, dañadas, albergan a familias desplazadas o se usan para fines militares
.Más de la mitad de todos los centros sanitarios no funcionan.
En Siria y en los países vecinos, más de 2,8 millones de niños no van a la escuela.
Más de dos tercios de los niños con discapacidades físicas o mentales requieren servicios especializados que no están disponibles en su área.
Los precios de los artículos básicos se han multiplicado por 20 desde el inicio de la guerra.
Fore destacó que las partes en conflicto y las naciones que las apoyan no han logrado detener la matanza en Siria por lo que “nuestro mensaje es claro: dejen de atacar las escuelas y los hospitales. Dejen de matar y mutilar niños. Concédannos el acceso transfronterizo y a través de líneas de frente que necesitamos para llegar a los necesitados. Demasiados niños han sufrido durante mucho tiempo”.
El año pasado, UNICEF proporcionó:
Inmunización sistemática o vacunación contra el sarampión para casi 750.000 niños.
Apoyo psicosocial a más de un millón de niños.
Educación reglada e informal a casi tres millones de niños.
Agua potable gracias a las mejoras en los sistemas de suministro de agua para más de 5,3 millones de personas.
Infraestructuras de agua, saneamiento e higiene para casi 2 millones de personas.
UNICEF destacó que para mantener estos programas necesita 682 millones de dólares, pero que “escasean los fondos”.
Se intensifica la tragedia en Siria
Por su parte, el enviado especial de las Naciones Unidas para Siria, Geir O. Pedersen, destacó que el sufrimiento que padeció el pueblo sirio durante esta década desafía cualquier tipo de comprensión y que “la tragedia se está profundizando”.
“Cientos de miles de sirios, hombres y mujeres, perdieron la vida. Cientos de miles fueron detenidos, secuestrados o han desaparecido. Los atropellos a los derechos humanos, los crímenes, la destrucción y la indigencia han alcanzado una dimensión monumental. La mitad de la población huyó de sus hogares”, recordó.
Pedersen apeló a la unión de la comunidad internacional para cumplir con las aspiraciones legítimas de todos los sirios. “Debemos elegir la paz”, destacó el diplomático noruego.