Un Clásico Joven atípico se vivió en la cancha del estadio Azteca. La ausencia de gente en las gradas le quitó este toque de emotividad; sin embargo, en el terreno de juego los decibeles no bajaron, principalmente por parte de Cruz Azul, que como se esperaba, salió a buscar el encuentro con el poder ofensivo que lo ha caracterizado en la temporada.
Santiago Giménez recibió la oportunidad de ser titular otra vez y se quedó cerca del gol en el amanecer del encuentro. Recibió dentro del área, sin marca, pero cruzó demasiado su disparo.
El propio Chaquito volvió a tener la oportunidad minutos después, pero se encontró con la figura de un Guillermo Ochoa en plan grande, ya que a partir de eso se convirtió en el salvador azulcrema en repetidas ocasiones.
A las Águilas se les notaba desorientadas. Intentaban ir al frente, pero con poca claridad. Córdova y dos Santos, que eran los que más tomaban el esférico, estaban imprecisos y equivocaban muchos pases.
Del otro lado, Jonathan Rodríguez era un constante peligro y tuvo el gol cuando recortó a Aguilera en el área, lo dejó tendido y sacó un riflazo que Ochoa tapó sin dar rebote.
Elías Hernández también hizo el intento con su buen tiro de media distancia. El Patrullero encontró el espacio y no dudó en jalar del gatillo, mas Paco Memo se estiró y desvió a una mano.
Al descanso, los Cementeros no lo ganaban gracias a las intervenciones del cancerbero americanista.
Para el complemento, la justicia se hizo presente en el campo. Juan Escobar se sumó al ataque y aprovechó la parcela derecha para tirar un centro justo al movimiento del Cabecita Rodríguez, quien de primera prendió el esférico y dejó sin posibilidades a Ochoa. ¡Gol de La Máquina!
Con la desventaja, Miguel Herrera modificó y puso toda la carne al asador. Federico Viñas, Roger Martínez y Andrés Ibargüen fueron sus cartas para recomponer a un América inoperante durante todo el encuentro. Mientras tanto, Cruz Azul aguardaba a sabiendas de que los espacios tendrían que aparecer en cualquier momento y ahí podrían liquidar.
América se hizo de la bola en el cierre, pero nunca tuvo los argumentos para siquiera inquietar a Jesús Corona, quien tuvo una noche más que tranquila
Con información de Esto