El Papa Francisco levantó una oración frente al crucifijo utilizado en tiempos de “La Peste” para pedir que se detenga la propagación del coronavirus COVID-19.
De forma “privada” el pontífice viajó a la iglesia de San Marcello en el corazón de Roma para dar inicio a una serie de rezos por la salud de la humanidad.
El crucifijo empleado durante “la Gran Peste” fue un importante símbolo en el año de 1522, pues unió la fe de los creyentes para encausarla por el bienestar del mundo.
En Italia, el segundo país más afectado por el coronavirus después de China, las calles se vieron vacías ante la llegada de Francisco, pues las restricciones de movimiento impuestas a los habitantes los mantienen en cuarentena.
Este crucifijo comenzó a emplearse dentro de la comunidad católica desde 1519 cuando fue rescatado de un incendio.
Tres años después las autoridades eclesiásticas lo sacaron en procesión para invocar el fin de la peste que ponía en riesgo a miles de personas.
En el itinerario del Papa hubo cupo para una visita a la basílica de la Santa María La Mayor, donde el pontífice rezó ante la Virgen por la salud de todos los italianos y el resto del mundo.
Hasta ahora, las misas y celebraciones eucarísticas han quedado suspendidas por el COVID-19, el cual ha quitado la vida a una gran parte de la población italiana.
Se pide que personas de la tercera edad mantengan las medidas preventivas al pie de la letra para evitar una calamidad.
Con información de Televisa news