La búsqueda del sueño americano tiene un nuevo obstáculo: el Coronavirus. Hay personas que han decidido no ir a Estados Unidos por miedo a contagiarse y otros que sufren las consecuencias en albergues, todo en Tamaulipas y Baja California.
El temor en Reynosa, Tamaulipas, a contraer el Coronavirus, está provocando que cubanos y africanos albergados en esta frontera, no deseen llegar a Estados Unidos.
La mayoría de estas personas, prefiere quedarse en la Casa Senda de Vida de Reynosa, donde se les brinda alojamiento, alimentación, revisiones médicas y seguridad.
Azafack Wamba Paulín y Doumbia Souleymane, son dos migrantes africanos que han preferido no registrarse para ser recibidos por las autoridades de la Oficina de Aduanas y Control Fronteriza de los Estados Unidos para que sea revisado su estatus migratorio.
Azafack de 23 años, cuenta que llegó hace un mes a Reynosa para solicitar asilo político pues en su país, la inseguridad no les permite tener una vida digna, pero ahora está más seguro en México.
Héctor Silva, director de la Casa Senda de Vida, personalmente supervisa que los migrantes no salgan de las instalaciones ya que se encuentran en cuarentena.
Vigila además, que no entren más migrantes pues actualmente, cuenta con 300 albergados, lo que supera el número de personas que pueden permanecer en esta casa.
Manifestó que tienen tres días enclaustrados y que sólo dos personas tienen permitido salir para realizar algunas compras.
Sin capacidad. En Tijuana los refugios no cuentan con la solvencia, ni la infraestructura para la atención de la contingencia del coronavirus, que se agrava en los albergues que reciben diario a decenas de mexicanos de deportados de Estados Unidos.
Dentro de Juventud 2000, un albergue para migrante enclavado en la Zona Norte de la ciudad a unos cuantos metros del muro que divide México de la Unión Americana, las casas de campaña que sirven de habitación para los migrantes lucen dispersas sobre el concreto.
El albergue, dice su director José María García Lara, tiene capacidad para hasta 150 personas y hoy viven ahí aproximadamente 90.
Hay un convenio para no deportar personas enfermas, fue lo que nos dijeron en migración (Instituto Nacional de Migración), pero también pregunté si dentro del edificio mantenían algo para hacer las detecciones de síntomas, ‘aún no hay instrucción’ fue la respuesta”, explicó el activista.
Por su parte, La Coalición Pro Defensa del Migrante en Baja California advirtió que el gobierno federal no cuenta con ningún protocolo para detectar o prevenir infecciones durante la recepción de los connacionales que sean expulsados del otro lado de la frontera y enviados y confinados en los refugios.
Con información de El Imparcial