A pesar de que hemos tenido virus a lo largo de la historia, cada cepa tiene características particulares y lo que podría aplicarse para una, no necesariamente funciona para otra. De ahí, que los expertos en salud aún se encuentren desarrollando pruebas para tratar y prevenir las enfermedades causadas por estos virus.
En el caso del coronavirus que produce la enfermedad COVID-19, según la Organización Mundial de la Salud, se puede contraer a través de las aspiración de gotas producidas por las secreciones que expulsa una persona infectada cuando estornuda o tose o, en menor medida, al tocarse la cara con las manos luego de estas tuvieran algún contacto con la superficies donde ha caído el virus.
Recientemente, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, ambos de Estados Unidos, así como la Universidad de California en Los Ángeles y la Universidad de Princeton, realizaron un estudio para evaluar el tiempo que se mantenía vivo el virus en diferentes superficies.
Y, aunque no incluyeron tejidos naturales en el experimento, Vincent Munster, jefe de la sección de Ecología de Virus de los Laboratorios Rocky Mountain, comentó a BBC Future factores como la temperatura y la humedad podrían ser determinantes para evaluar el tiempo que permanece el virus fuera del cuerpo.
Por su parte, Amesh A. Adalja, especialista en enfermedades infecciosas del John Hopkins Center for Health Security, en Maryland, comentó a la revista “Health” que no considera a la ropa como “el mayor vehículo de expansión” del virus, y que aunque continúan realizando pruebas aún no tienen la certeza del riesgo de estos tejidos y del lapso de permanencia del virus en ellos. Pero, como sí se ha comprobado que es altamente contagioso, lo más recomendable, sin caer en un estado de pánico y paranoia, es extremar las medidas de salubridad.
Es decir, si estás en casa y ni tú ni el resto de las personas con las que convives muestran síntomas de COVID-19, sigue lavando la ropa con la misma frecuencia que lo has hecho siempre. A menos, que hayas tenido que salir a la calle. En ese caso, no estaría de más que pongas a lavar la ropa apenas llegues a tu casa.
Si hay un enfermo en casa, a la hora de recoger la ropa que ha usado, las sábanas y toallas, lo ideal es que lo hagas con guantes y los botes en una bolsa bien cerrada apenas hayas puesto las prendas en la lavadora. Al ingresarlas, hazlo con cuidado. No las sacudas y coloca abundante jabón.
De inmediato, lávate muy bien las manos y antebrazos con abundante jabón y agua.
Asimismo, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades recomienda lavar la ropa con agua más cálida y dejar que se seque completamente, bien sea en la secadora o al aire libre.
Luego de esta actividad, desinfecta las cestas donde colocaste la ropa sucia. Esto es recomendable para todos los casos. Y, de nuevo, al terminar, lávate muy bien las manos con agua y jabón.
Con el calzado también hay que tener un cuidado especial, sobre todo cuando regresas a casa. En la entrada, retíratelos y límpialos con un paño húmedo con agua y jabón. Si ya están muy sucios, es preferible que los coloques en un balde con agua y abundante jabón y deja remojar para luego restregar, enjuagar y poner a secar.
Con información de El Imparcial