La dieta alcalina es una de las múltiples soluciones que se han difundido para prevenir el contagio del nuevo coronavirus. Pero, ¿es realmente efectiva? Antes de responder a esta pregunta, vamos a conocer un poco sobre cómo funciona la química de nuestro cuerpo y cuál es el fundamento de este tipo de dieta.
EL EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE
Mantener un adecuado equilibrio ácido-base es una de las claves para gozar de una buena salud. En cambio, la pérdida de este equilibrio altera de manera drástica el funcionamiento celular, lo que puede provocar muchas patologías.
La escala del pH es utilizada para medir el grado de acidez o alcalinidad de una solución y se mueve desde el 0 al 14, siendo ácido los valores menores a 7 y alcalinos los valores superiores al 7. Con esta escala podemos clasificar el grado de acidez o alcalinidad de la sangre, los jugos gástricos, la saliva y también, los alimentos.
En el cuerpo, el pH puede variar de una zona a otra, por ejemplo, el pH del estómago es ácido a fin de favorecer una correcta digestión. En la piel, el pH varía de 4 a 6,5 (ligeramente ácido) y la protege de las infecciones de hongos y bacterias.
En la sangre el pH normal varía entre los 7,35 y 7,45, es decir, es ligeramente alcalino. Este es el rango necesario para mantener la salud y la vida, por eso, cuando el pH sanguíneo sufre alguna alteración, el cuerpo pone en marcha una serie de mecanismos de regulación que corrigen rápidamente la desviación, reestableciendo el tan necesario equilibrio.
¿QUÉ PAPEL JUEGA LA ALIMENTACIÓN EN EL EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE?
Las dietas que incluyen carnes y derivados tienden a acidificar la sangre, en cambio, las dietas ricas en vegetales tienen el efecto contrario, es decir, son alcalinizantes.
Como explica el doctor Hiromi Shinya en su libro “La enzima prodigiosa”, las dietas que son ricas en proteínas animales (carnes y huevos) vuelven más ácida a la sangre, y para contrarrestar este efecto, grandes cantidades de calcio son extraídas de los huesos y los dientes para neutralizar los ácidos, aumentando así el riesgo de osteoporosis.
En cambio, para lograr alcalinizar la sangre, es importantes consumir a diario frutas y verduras frescas, de estación y preferentemente (y siempre que sea posible) crudas. También se debe optar por fuentes de proteínas provenientes del reino vegetal (por ejemplo, las legumbres).
Con esto ayudamos al cuerpo a disminuir la excreción urinaria de calcio, beneficiando así la salud de nuestros huesos y músculos, prevenimos la aparición de hipertensión arterial, cálculos renales, enfermedades cardíacas, ayudamos a reforzar nuestro sistema de defensas, etc.
LA DIETA ALCALINA, ¿AYUDA A PREVENIR LA INFECCIÓN POR CORONAVIRUS?
No existe evidencia científica que asegure que con la dieta alcalina podemos prevenir la infección por el COVID-19. Sin embargo, como se expresó anteriormente, llevando una dieta alcalina contribuimos a mantener nuestro sistema inmunológico.
Según el Dr. Antonio de Santis, médico gastroenterólogo de la UBA y especialista en Medicina Holística, cuando el pH se encuentra ligeramente alcalino (7.36) en la sangre y fluidos, el funcionamiento orgánico es armónico y saludable, y las defensas se mantienen altas.
“Cuando presentamos alguna intercurrencia alimentaria por estrés, ambiental o infecciosa, tenemos una reserva alcalina, la cual permite que nuestro sistema inmunológico actúe como un médico interno, restaurando nuevamente nuestro equilibrio”, afirma de Santis.
La dieta alcalina, además, promueve un mayor consumo de frutas, verduras, granos integrales, legumbres y té verde, sumando de esta manera múltiples beneficios a nuestra salud. No existe ninguna fórmula para tener una salud perfecta, pero siendo reflexivos con nuestra forma de comer podemos colaborar en mantener nuestro cuerpo en armonía.
Entonces, al elegir alimentos naturales, hidratarnos de manera correcta (agua segura, agua con limón, agua con jengibre, infusiones de hierbas) y gestionar el estrés de la mejor manera posible, ayudamos a mantener fuerte nuestro sistema inmunológico.
Con información de Bioguía