SIDA, MERS, SARS, gripe aviar y porcina, virus de la fiebre de Hendra, Lujo, Marburgo, Lassa, Nipah o Crimea-Congo, Ébola… En las últimas décadas, casi cada año se ha descubierto un nuevo patógeno que puede causar enfermedades graves en humanos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) cree que los virus previamente desconocidos y las nuevas enfermedades infecciosas que pueden transmitirse de animales a humanos (zoonosis) podrían representar una amenaza para la salud mundial.
Para identificar los respectivos patógenos de la manera más rápida y confiable posible y desarrollar métodos de diagnóstico, terapia y producción de vacunas, se requieren laboratorios especiales. Incluso, si se sospecha de un ataque bioterrorista, es absolutamente necesario un diagnóstico rápido y seguro en condiciones de alta seguridad.
Cuatro niveles de seguridad para cuatro grupos de riesgo
Los patógenos se dividen en cuatro grupos de riesgo. A cada grupo de riesgo se le asigna un nivel de protección o seguridad biológica. El nivel de protección determina los requisitos para las instalaciones, los equipos y los procesos de trabajo que deben seguirse cuando se trata con estos patógenos.
El grupo 4, el de mayor riesgo, incluye sustancias biológicas que pueden causar enfermedades graves en humanos y frente a las cuales no es posible la prevención (mediante la vacunación, por ejemplo) o el tratamiento efectivos. Este grupo incluye solo alrededor de dos docenas de patógenos, incluidos los virus Lujo, Hendra o Nipah. Los coronavirus SARS-COV-1, MERS-CoV y también el nuevo SARS-COV-2 solo se clasifican, actualmente, en el nivel de riesgo 3.
Investigación mundial en unos pocos laboratorios
Debido a las complejas medidas de protección, solo hay comparativamente pocos laboratorios de alta seguridad de nivel de protección 4 en todo el mundo. La popular enciclopedia Wikipedia presenta una lista incompleta de unos cuarenta institutos ya existentes o planificados. La mayoría tiene su sede en EE. UU., con once laboratorios de alta seguridad S4; seguido por Alemania, con cuatro; India y Suiza, con tres cada uno; y Australia y Rusia, con dos.
Con uno solo de estos laboratorios de alta seguridad de nivel de protección 4 cuentan, respectivamente: Francia, Gabón, Canadá, Japón, Suecia, Sudáfrica, la República Checa, Taiwán, Hungría, Gran Bretaña, Bielorrusia y China.
En la República Popular China, se trata justamente del Instituto de Virología de Wuhan, perteneciente a la Academia de Ciencias de China, que fue noticia como presunta fuente del nuevo coronavirus SARV-CoV-2, cosa que el laboratorio niega.
¿Qué tan seguro es un laboratorio de alta seguridad S4?
Los laboratorios S4 están destinados a permitir la investigación segura de patógenos potencialmente mortales sin poner en peligro a la población y al personal del laboratorio.
Por lo tanto, están separados espacial y organizativamente de los edificios circundantes. A menudo, los laboratorios S4 se ubican en el área del instituto de tal forma que las personas no autorizadas ni siquiera puedan acercarse a ellos. También hay estrictos controles de acceso, videovigilancia y otras medidas de seguridad.
Detrás del cristal, hay una habitación completamente hermética con su propio suministro de aire, electricidad y agua.
Detrás del cristal, hay una habitación completamente hermética con su propio suministro de aire, electricidad y agua.
Los laboratorios S4 tienen un suministro de aire, agua y energía separado, así como generadores de energía de emergencia y baterías de repuesto para operar sin fallos. La ventilación de estos laboratorios de seguridad se mantiene libre de gérmenes a través de un sistema de filtros múltiples (HEPA). Todas las líneas de suministro y eliminación están selladas y aseguradas contra el flujo de retorno.
Las paredes, techos y pisos del laboratorio S4 están revestidos con un material impermeable y fácil de limpiar. Y las superficies deben ser resistentes a ácidos, alcalino y, solventes, así como a desinfectantes.
En los laboratorios S4 hay presión negativa, por lo que, en caso de fuga, no pueden escapar agentes patógenos al medio ambiente. A los laboratorios de alta seguridad se entra y sale a través de varias compuertas, diseñadas para que el aire siempre fluya hacia el laboratorio, cuando estas se abren o cierran.
Incluso si un avión se estrella contra un laboratorio o una bomba explota, no hay peligro, según el Instituto Robert Koch, responsable del control y prevención de enfermedades en Alemania, ya que los virus, muy sensibles al calor, resultarían completamente inactivados. Además, todos los agentes patógenos existen naturalmente en determinadas regiones del mundo, así que los terroristas podrían encontrarlos allí más fácilmente.
¿Quién trabaja y cómo en los laboratorios?
El acceso al laboratorio se limita a un pequeño número de empleados seleccionados y especialmente calificados y se supervisa de cerca. Llevan trajes protectores inflables de cuerpo completo, con botas soldadas y su propio suministro de oxígeno. Para proteger las manos, se deben usar dos o tres pares de guantes, uno encima del otro, con el par exterior bien sujeto a los puños de la manga del traje protector.
Dado que el trabajo usando el traje de protección, que pesa alrededor de diez kilogramos, es física y psicológicamente muy estresante, el tiempo de trabajo diario es de aproximadamente tres horas.
Con la correspondiente autorización, solo los patógenos que realmente se requieren para el trabajo de investigación se mantienen en los laboratorios, y solo en cantidades muy pequeñas. Las muestras de sangre, tejido o esputo contaminadas se procesan en los llamados gabinetes de seguridad, detrás de un vidrio, por lo que los técnicos de laboratorio deben sumergir sus manos en guantes instalados permanentemente y alcanzarlos.
Al final del trabajo, los materiales empleados se mantienen encerrados. Todos los artículos usados se descontaminan en un sistema de limpieza en autoclave, bajo altas temperaturas y presiones. Los desechos de laboratorio o las aguas residuales se “inactivan”, lo que significa que se mata cualquier virus adherido o contenido.
Antes de abandonar el laboratorio, los empleados deben primero bañarse en sus trajes protectores con ácido peroxiacético altamente diluido o agentes similares, y desinfectarlos. Luego, los empleados se desvisten y vuelven a ducharse.
Como no existen dispositivos de medición de la contaminación con virus, dos empleados generalmente trabajan juntos para examinar los trajes de los demás en busca de daños y para ayudarse mutuamente a vestirse y desvestirse. Este proceso dura de quince a treinta minutos.
Con información de DW