El brote de COVID-19 que ha preocupado a todo el mundo y ha puesto en peligro miles de vidas; nos ha obligado a resguardarnos en nuestras residencias para mantener el aislamiento social que se requiere para evitar el esparcimiento de la pandemia. Razón por la cual la gran mayoría de las personas se ha retirado de calles, playas, parques, lugares de trabajo y un gran sinfín de lugares.
Estas circunstancias han generado situaciones sin precedentes modernos. Ante la ausencia de personas en estos espacios, la naturaleza ha comenzado a ocupar lugares que hacía mucho tiempo había abandonado. Así, hemos observado cómo muchos animales han hecho presencia en zonas inusuales.
Elefantes y tigres en la carretera, ciervos caminando por zonas urbanas, vacas en las plazas, jabalíes en la ciudad, patos de regreso a corrientes de agua, los peces se han acercado a las costas y hasta las tortugas marinas en peligro de extinción han hecho presencia contundente en espacios donde habían retrocedido hace tiempo.
TORTUGAS MARINAS ANIDAN EN PLAYAS SOLITARIAS
En playas de la Florida, Estados Unidos, los conservacionistas de la tortuga marina baula, en peligro de extinción, han detectado por lo menos 70 nidos. Este hallazgo resulta una uy buena noticia para la especie y la biodiversidad, pues desde hacia mucho tiempo tales cifras no habían sido posibles.
Esta situación inédita se atribuye a distintas causas: disminución de embarcaciones, ausencia de personas en las costas y menos residuos en la zona, Todo esto ha sido la combinación perfecta para mejorar las posibilidades de aumentar la población de esta golpeada especie marina.
Asimismo, no ha sido una situación que solo se haya presentado en las costas estadounidenses. También en Tailandia, a cientos de miles de kilómetros, las tortugas marinas han encontrado también un espacio para colocar sus huevos.
Ha sido en la Isla Phuket donde los conservacionistas han reportado la ubicación de 11 nidos de tortugas. Lo que representa un importante impacto en la diezmada población de tortugas marinas en la zona. Además, en Tailandia el gobierno ha podido detectar un importante aumento en la población de fauna marina: delfines, cangrejos, entre otras.
UNA VISIÓN RENOVADA
Desde hace décadas, organizaciones ambientalistas y conservacionistas por todo el mundo han apuntado el impacto que las actividades humanas provocan en la capa de ozono, el aire, las aguas, la flora y la fauna. Han sido escuchados y la mayoría de las personas tienen conciencia o por lo menos conocimiento acerca de acciones que se deberían tomar para crear un mejor balance ecológico.
Sin embargo, no es lo mismo creer o pensar que nuestras acciones producen daños o consecuencias en el ambiente, que realmente observar cómo nuestra ausencia impacta de manera tan dramática a nuestro entorno habitual.
Esta experiencia parece ser la comprobación perfecta para que todos asumamos que nuestro comportamiento tiene que cambiar. Es el momento ideal para asumir un compromiso de respeto con el ambiente; entendiendo que no somos dueños de él, sino que solo lo habitamos.
Con información de Bioguía