Como si el Hospital Juárez de México fuera un gran tablero de ajedrez, todos los días Concepción, Irma, Haydée, Teresa, Carmen y Leticia, integrantes de la Jefatura del Servicio de Enfermería, mueven las piezas meticulosamente; la intención es hacer jaque mate y ganarle la partida al Covid-19.
Para que este centro médico se convirtiera en hospital Covid, el trabajo de estas mujeres que afirman: “Nacimos enfermeras”, fue fundamental; su labor diaria consiste en asignar al personal a las distintas áreas en las que se atienden a pacientes, desde Terapia Intensiva, hasta el piso de recuperación.
Hoy que se conmemora el Día Internacional de la Enfermera, cada una aseguró a EL UNIVERSAL que esta pandemia vino a reforzar su convicción por ayudar a otras personas, además de que aclararon que este no será como otros años, puesto que “ahora tenemos la gran responsabilidad de demostrar al mundo quiénes somos y qué hacemos”.
Con más de 40 años en el rubro, María Concepción González Juárez, supervisora de este servicio, ha sido testigo de los terremotos de 1985 y de 2017, y de virus como la influenza A(H1N1), pero resaltó que la movilización que ha generado la pandemia por Covid-19 es cosa nueva, además de que plantea retos ante la incertidumbre por ser una enfermedad emergente y desconcierto por las agresiones al personal de Salud.
“En toda mi carrera nunca había visto que se agrediera a doctores o enfermeras, pero es por falta de información, la gente desconoce la enfermedad y por eso no se nos respeta, pero tenemos que seguir trabajando y demostrar por qué estamos aquí; nos tenemos que ayudar para que México siga adelante”, dice.
Conchita, como la conocen en los pasillos del Juárez, estuvo al frente de la reconversión hospitalaria, junto con su equipo se las ingenió para pasar de 13 camas de terapia a 23.
En la entrada de la Jefatura del Servicio de Enfermería, María Teresa Rodríguez, mejor conocida como Chispita, baila y aplaude a ritmo de la marimba; primero, Las mañanitas; luego, Cielito lindo, y por último, Moliendo café. Se trata de un homenaje para sus compañeras, que además de profesionales de la salud son mamás y el domingo festejaron su día, sin abrazos.
Ella es coordinadora del área de enseñanza del hospital, y lo más difícil en esta contingencia no ha sido el cambiar de hábitos de higiene al llegar a casa, sino el rechazo hacia el gremio; sin embargo, por cada agresión de la que se entera, celebra al doble las muestras de agradecimiento de la sociedad y de los pacientes, por lo que con orgullo, enfatiza, porta su uniforme.
“Es triste ser rechazado, que te estigmaticen; uso el transporte y un día me dijeron que tuviera cuidado porque me aventarían ácido, da miedo, pero, en contraste, cuando dicen que somos héroes y heroínas, da emoción, alegría, nos regalan caretas y cubrebocas, se siente uno motivado porque así es México”.
Desde niña, Irma Ortiz soñó con ser enfermera, con ponerse en el lugar del otro y ser empático, por eso dice entender cuando los familiares de los pacientes se molestan por no poder visitar a su ser querido que contrajo Covid.
“Tratamos con una enfermedad nueva y eso causa mucha angustia, no sólo en el personal de Salud, que tiene miedo de llevar el virus a casa, sino en todas las personas que traen a algún familiar y da positivo, por eso me pongo de su lado cuando quieren entrar o comunicarse con sus seres amados, busco darles una palabra de aliento y trato de convencerlos de que ofrecemos un cuidado integral en los pacientes”, dice.
Leticia Arellano interrumpe su desayuno para explicar que ella fue la responsable de informar al personal de enfermería que atenderían áreas Covid. “Percibía el temor, el reto y el miedo, sentimientos encontrados, entonces mi trabajo es brindarles acompañamiento, informarlos, porque así es como se quita el temor, esto es un reto, pero con solidaridad vamos a salir adelante”.
Con un cubrebocas azul decorado con corazones, Hydée Diego pide a los mexicanos que no vean a los médicos y enfermeras como los enemigos, que los dejen portar su uniforme con orgullo y que, por favor, en estas semanas en las que se prevé el mayor número de contagios se queden en casa.
“No hay que echar en saco roto lo que nos dice el gobierno, el #Quédateencasa es en serio, hay que seguir las medidas de higiene, son cosas chiquitas que hacen la diferencia, hay que seguir una buena alimentación, es trabajo en equipo”.
María del Carmen Velázquez es la supervisora del piso de recuperación, junto con su equipo ha despedido entre aplausos y porras a más de 100 pacientes que han sido dados de alta de esta unidad. “Este año el Día Internacional de la Enfermera será inolvidable; somos parte de esta primera línea que combate al Covid”.
Con información de El Imparcial