El confinamiento obligatorio debido a la pandemia por covid19 ha generado problemas colaterales al seno de las familias no sólo potosinas, sino en todo México y el resto del mundo. Así lo advierte el Instituto Temazcalli, organismo encargado de la salud mental, adscrito al DIF Estatal de San Luis Potosí.
La especialista Marion Nestle de la Universidad de California, en un artículo difundido por la Organización Mundial de la Salud, comparte que de unos 30 años a la actualidad la actividad física de los seres humanos ha disminuido, mientras que la ingesta de alimentos ha aumentado debido a cambios en el sistema laboral y comercial. Este comportamiento sin duda se agudiza en el encierro, debido a que las personas disminuyen aún más sus actividades de movilidad y, desde luego, tienen la alacena y el refrigerador más al alcance de la mano como los únicos satisfactores de placer o compañía, especialmente en las personas que viven solas.
Los trastornos de conducta alimenticia (TCA) pueden considerarse como daños colaterales del encierro en casa, derivados de la ansiedad y depresión por estar en un estado de incertidumbre y de encierro. Los trastornos más comunes son la bulimia y la anorexia, pero también se dan los llamados atracones, es decir, ingerir demasiados alimentos para compensar otras carencias emocionales.
El Instituto divide los factores de riesgo para disparar los TCA en familiares, sociales e individuales.
Describe los familiares como experiencias vitales estresantes, que se generan por un cambio repentino en la familia, como puede ser la muerte de algún miembro, la separación, o también en el cambio de las rutinas cotidianas; el ambiente familiar desestructurado, así como una sobreprotección y ejercicio de control excesivo por parte de alguno de los miembros hacia otro, se suman a estos factores de riesgo.
En cuanto a los sociales, Temazcalli advierte que éstos tienen que ver con ciertos prototipos, especialmente seguir un modelo de belleza imperante que exige, por ejemplo, la delgadez extrema en las mujeres o incluso en los hombres para ser considerados atractivos y socialmente aceptados. Estos modelos están íntimamente ligados al sistema de tallaje actual de determinadas marcas de ropa que son muy populares, especialmente entre la población adolescente y adulto joven.
Las redes sociales desde luego ejercen un poder muy fuerte en la actualidad, y debido a que en el confinamiento las comunicaciones están más limitadas a esos canales, el seguimiento de ciertos sitios web y páginas de personajes conocidos como influencers también marcan tendencia para que los jóvenes busquen parecerse a ciertos estereotipos.
La popularidad de algunos deportes, apunta también el Instituto, influye en la necesidad de las personas por ser delgadas, obsesionarse con el peso y buscar alcanzar la talla ideal.
En cuanto a los factores individuales, el Instituto hace referencia a la baja autoestima y, entre los últimos descubrimientos, a la predisposición genética, esto es, que la persona puede padecerlos por herencia familiar.
Advierte que la población más vulnerable a padecer algún TCA son las jóvenes adolescentes, pues son a quienes más se presiona social y familiarmente para encajar en una determinada imagen.
El Instituto Temazcalli invita a la población a poner atención en los TCA y a acercarse a solicitar apoyo en caso de que se detecten síntomas que pueden considerarse como alarmantes, por ejemplo, el aumento o la disminución descontrolados de peso, así como irritabilidad o aislamiento hacia el resto de la familia, para lo que ofrece su asesoría telefónica y en línea con sus especialistas.