Hace aproximadamente 12 000 años, durante la última desglaciación a nivel regional que se produjo en la Antártida, el hielo se movía a mucha mayor velocidad que en la actualidad, según ha concluido un estudio dirigido por el Instituto de Investigación Polar de la Universidad de Cambridge.
Para llegar a estos resultados, los investigadores analizaron el patrón seguido por una serie de crestas onduladas detectadas en el fondo marino antártico. Dichas crestas se produjeron en lugares en los que la capa de hielo, a consecuencia de la desglaciación, comenzaba a flotar, de forma que el hielo empujaba el sedimento del fondo marino a medida que se movía hacia arriba y hacia abajo con el movimiento de las mareas.
“Al examinar los accidentes geográficos en el fondo marino, pudimos determinar cómo se comportó el hielo en el pasado”, Julian Dowdeswell, autor principal de este trabajo que se publica en Science. “Sabíamos que estas crestas estaban allí, pero nunca antes habíamos podido examinarlas con tanto detalle”.
Vehículos autónomos submarinos
¿Cómo se ha conseguido extraer esta información tan precisa sobre un evento que tuvo lugar hace miles de años? Los satélites modernos tan solo pueden recopilar información sobre las tasas de retirada y adelgazamiento del hielo de las últimas décadas. Para obtener imágenes con elevada resolución de estas crestas marcadas en el hielo, los científicos recurrieron a un vehículo submarino autónomo, que es capaz de operar a unos 60 metros sobre el fondo del mar.
El análisis de las imágenes, obtenidas en la zona del mar de Weddell, permitió a los autores del trabajo calcular la velocidad máxima a la que las capas de hielo pueden retirarse, revelando que son casi diez veces más rápidas que las velocidades máximas observadas hoy en día.
Los investigadores dedujeron que estas pequeñas crestas fueron causadas por el hielo que se movía hacia arriba y hacia abajo con las mareas, comprimiendo el sedimento en patrones geológicos bien conservados – similares a los peldaños de una escalera- a medida que el hielo se retiraba. Suponiendo un ciclo estándar de doce horas entre la marea alta y baja, y midiendo la distancia entre las crestas, los investigadores pudieron determinar la velocidad a la que se retiraba el hielo al final de la última glaciación.
Retirada de más de 10 kilómetros al año
Calcularon que, durante ese periodo, el hielo retrocedía entre 40 y 50 metros por día, una tasa que equivale a más de 10 kilómetros por año. En comparación, las imágenes de satélite modernas muestran que incluso las líneas de retirada más rápidas que se conocen en la actualidad, por ejemplo, en Pine Island, son mucho más lentas que estas observaciones geológicas: tan solo 1,6 kilómetros por año.
“Ahora sabemos que el hielo es capaz de retirarse a velocidades mucho más altas de lo que vemos hoy”, explica Dowdeswell. “Si el cambio climático continúa debilitando las plataformas de hielo en las próximas décadas, podríamos llegar a ver tasas similares de retirada, con profundas implicaciones para el nivel global del mar”.
Con información de Muy Interesante