Lefkosia, la forma en la que los locales llaman a la Nicosia, significa “ciudad blanca”. Contrariamente a la propaganda extendida en las redes, es una ciudad con mucho que ofrecer al viajero.
Hallaremos unos rincones perfectos para perdernos caminando sin prisa, un casco amurallado espectacular y si decidimos cruzar a la zona turca, lo cual recomendamos encarecidamente, podremos apreciar esa sensación extraña que a los aventureros hace sentir tan vivos.
Dicha mitad es un paraíso para los amantes de las compras de réplicas de las mejores marcas en un ambiente totalmente distinto al de la parte chipriota. Sin embargo, Nicosia conserva el triste título de ser la última capital dividida del mundo por una barrera física.
¿POR QUÉ AÚN SE ENCUENTRA EN ESTA SITUACIÓN?
En el siglo XV a.C. los griegos llegaron a la isla asentándose en ella y con la creencia de que era el lugar del nacimiento de Afrodita, la diosa del amor y de la belleza. Por ella pasaron multitud de pueblos debido a su posición estratégica en el Mediterráneo, pasando en 1489 a formar parte de la República de Venecia.
Menos de 100 años más tarde, en 1571, cayó en manos del Imperio Otomano. Durante este periodo la isla entró en declive y en el siglo XIX surgió un movimiento nacionalista motivado por la pobreza, con el objetivo y deseo de reunificarse con Grecia.
En 1878 la isla cayó bajo el dominio británico hasta 1960, fecha en la que Chipre firmó su independencia de la mano de dos líderes: un greco-chipriota y un turco-chipriota. Desgraciadamente el acuerdo entre ambos no hizo más que resaltar sus diferencias y la población vivió una situación constante de guerra civil no declarada, unos queriendo reunificarse con Grecia y los otros queriendo dividir la isla en dos países totalmente distinguidos.
En julio de 1974 los griegos dieron un golpe de estado por la insistencia de Makarios III, el líder greco-chipriota, de continuar como un país independiente. Fue entonces cuando Turquía desembarcó en el norte de la isla y sin oposición alguna se apoderó del tercio norte de la isla trazando lo que se conoce hasta la fecha como la “línea verde”.
Este muro obligó a unas 180.000 personas a trasladarse al sur de la franja, abandonando así sus hogares. Tras 56 años, esta situación no ha cambiado y la isla y su capital siguen divididas.
La Calle Ledras es el centro neurálgico y comercial de la ciudad antigua y conduce directamente al Check Point donde se puede cruzar a la República del Norte de Chipre, país solo reconocido por Turquía a nivel mundial.
Como habíamos adelantado, nada más cruzar este paso uno siente que algo ha cambiado, es un ambiente mucho más parecido al de Oriente Medio, similar al de un zoco de un país musulmán. A lo largo del camino encontrarás multitud de restaurantes, tiendas, la Mezquita Selimiye y otros monumentos que revelarán el motivo de tu visita; sin embargo es imposible obviar el chocante y triste muro que divide la ciudad y su pueblo en dos bandos.
Ya sea desde un punto de vista cultural, histórico o meramente turístico, Nicosia es un destino interesante y peculiar para una visita. Antes de llegar será sabio conocer su pasado e inteligente conocer su presente. Su futuro es algo incierto, pero se espera que una creciente confianza entre sus pueblos consolide su unión.
“En la unidad existe la fuerza. Podemos mover montañas cuando estamos unidos.”
BILL BAILEY
Con información de Bioguía