Policías antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos y cargaron contra grupos de manifestantes violentos durante una marcha antirracista el sábado en el centro de París, mientras una ola de ira sigue barriendo el mundo tras la muerte de George Floyd bajo custodia policial en Estados Unidos.
Los manifestantes se concentraron en la Place de la Republique con cánticos “Sin justicia no hay paz” bajo la estatua de Marianne, que representa a la República Francesa. Un cartel afirmaba: “Espero que no me maten hoy por ser negro”.
La policía no dio permiso a los organizadores para marchar hacia la Ópera. Los primeros enfrentamientos ocurrieron después de tres horas de concentración pacífica.
Algunos manifestantes lanzaron botellas, adoquines y ruedas de bicicleta contra las filas policiales y una tienda de Orange fue vandalizada. Los organizadores instaron a las personas con niños a que se fueran.
La indignación generada por la muerte de Floyd en Mineápolis el mes pasado ha tenido eco en Francia, sobre todo en los suburbios más desfavorecidos, donde grupos de derechos dicen que las acusaciones de trato brutal por parte de la policía a residentes de ascendencia migrante no suelen ser abordadas.
Assa Traoré, hermana de Adama Traoré, de 24 años, que murió cerca de París en 2016 tras una detención policial, habló a los presentes en la concentración.
“La muerte de George Floyd tiene una fuerte resonancia a la muerte en Francia de mi hermano pequeño”, afirmó. “Lo que ocurre en Estados Unidos pasa también en Francia. Nuestros hermanos están muriendo”.
El ministro del Interior, Christophe Castaner, reconoció esta semana que hay “sospechas fundadas de racismo” en las fuerzas del orden. Sus palabras fueron condenadas por los sindicatos policiales, que afirmaron ser chivos expiatorios de profundos problemas sociales. La policía celebró sus propias protestas en ciudades de todo el país esta semana.