Los países europeos levantaron algunos controles fronterizos el lunes tras los cierres impuestos contra el coronavirus, pero la desescalada gradual del confinamiento en España, el rompecabezas de restricciones en distintos lugares y las nuevas formas de trabajo sitúan todavía muy lejos los niveles de viaje anteriores a la pandemia.
El área Schengen de 22 países de la UE, más Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, que normalmente tiene sus fronteras internas libres de control, ha permanecido cerrada casi en su totalidad durante tres meses a todo lo que no fuera tráfico de mercancías o trabajadores esenciales.
La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, instó la semana pasada a los miembros de la zona Schengen a eliminar los controles en las fronteras internas antes del lunes, para permitir una reapertura gradual a otros países a partir de julio.
La medida podría ayudar a salvar la parte de la temporada de verano para la maltrecha industria de viajes y turismo de Europa.
Junto al ocio y la cultura, el sector representa casi el 10% de la economía de la UE y una parte aún mayor en los países mediterráneos, algunos de los cuales fueron los más afectados por la pandemia.
Desde Islandia hasta Grecia, muchas restricciones para los visitantes de la UE y del espacio Schengen se suavizarán el lunes, pero no será un regreso a los viajes sin restricciones para los 420 millones de habitantes del espacio Schengen.
España, por ejemplo, no permitirá la entrada de turistas extranjeros hasta el 21 de junio, con excepciones en algunas islas españolas.
En otros lugares, el derecho a viajar dependerá de la residencia y el destino de los viajeros.
Grecia pondrá en cuarentena a los que lleguen de una serie de aeropuertos en ocho países de la UE. República Checa, por su parte, tiene un sistema de banderas, que impide la entrada de turistas de países “naranjas” o “rojos” como Portugal y Suecia.
Dinamarca permitirá la entrada de turistas de Islandia, Alemania y Noruega, pero no de Suecia, bajo la condición de que reserven al menos seis noches de alojamiento.
La cuarentena obligatoria de dos semanas de Reino Unido para los visitantes significa que los británicos se enfrentarán al mismo confinamiento en Francia.
Antes de la crisis, una media de 3.5 millones de personas cruzaban una frontera interna de la UE cada día, según un informe del Parlamento Europeo del año pasado, según el cual unos 1.7 millones de europeos se desplazan entre fronteras diariamente para trabajar.
En el aeropuerto de Bruselas, el primer día de la reapertura operarán alrededor de 60 vuelos, el 10% de los 600 vuelos de un día normal antes de la epidemia.
Con información de Reuters