Más del 60% de los vuelos comerciales con destino y origen en Beijing fueron cancelados después de que la capital china subiera el miércoles su nivel de alerta por un nuevo brote de coronavirus, mientras otros países afrontaban cifras crecientes de infecciones y muertes.
El repunte en China reforzó las peticiones de vigilancia cuando muchos países levantan las restricciones impuestas contra el virus para reactivar sus economías.
La situación de prevención y control del virus en la ciudad se describió como “muy preocupante” en una reunión del Comité Permanente del Partido Comunista en Beijing, dirigido por el funcionario local de mayor jerarquía, el secretario del partido Cai Qi.
Según el sitio web de Global Times, un medio del Partido Comunista, indicó que 1,255 vuelos con origen y destino en los dos grandes aeropuertos de la capital se habían cancelado para el miércoles por la mañana.
El aeropuerto Beijing Capital suele ser el segundo más transitado del mundo por número de pasajeros.
Eso supone el 67% de los vuelos salientes y el 68% de los vuelos entrantes, indicó el periódico.
Ni la autoridad de aviación civil, ni los aeropuertos Beijing Capital y Beiing Daxing emitieron avisos públicos sobre cambios de normativa. Pero Beijing Capital dijo en su microblog que esperaba gestionar 500 vuelos el miércoles, muchos menos que en los días anteriores.
Las cancelaciones estaban entre los límites a los desplazamientos para entrar y salir de la ciudad, especialmente en las zonas más afectadas.
Beijing prácticamente había eliminado los contagios locales del virus hasta los últimos días, cuando se detectaron 137 casos nuevos desde finales de la semana pasada.
La urbe de 20 millones de habitantes subió el miércoles su nivel de amenaza, de 3 a 2, lo que supuso cancelar clases, suspender reaperturas y endurecer los requisitos de distanciamiento social.
China había relajado muchos de sus controles contra el coronavirus después de que el Partido Comunista declarase su victoria sobre el virus en marzo.
Coronavirus en el mundo
India, cuarto país del mundo con más casos por detrás de Estados Unidos, Brasil y Rusia, sumó más de 2,000 muertes a su cuenta después de que los estados de Delhi y Maharashtra incluyeran 1,672 muertes no reportadas antes. Su cifra de muertos es ahora de 11,903, la octava del mundo.
India ha reportado unas 10,000 nuevas infecciones y más de 300 muertes diarias durante las últimas dos semanas.
Incluir las muertes sin registrar en los conteos elevó la tasa de mortalidad en el país del 2,9% al 3,4%.
Nueva Zelanda, que hacía poco más de una semana se había declarado libre del virus tras la recuperación del último infectado conocido, afrontaba una reaparición de virus.
La primera ministra, Jacinda Ardern, encargó a un oficial militar supervisar las cuarentenas fronterizas tras lo que describió como un “fracaso inaceptable” de las autoridades sanitarias.
Las autoridades habían permitido que dos ciudadanas neozelandesas regresadas poco antes desde Londres salieran de su cuarentena antes de que se les hicieran las pruebas del virus.
Después de que las dos dieran positivo, Nueva Zelanda empezó a buscar a sus posibles contactos para asegurar que se contenía el virus.
Sus casos avivaron el temor a que los vuelos internacionales puedan propagar el virus justo cuando los países están reabriendo aeropuertos para estimular el turismo.
Canadá y Estados Unidos ampliarán al 21 de julio un acuerdo para mantener su frontera cerrada a los desplazamientos no esenciales, ante el temor de muchos canadienses a que lleguen casos procedentes de su país vecino.
“Esta es una decisión que protegerá a gente a ambos lados de la frontera mientras seguimos combatiendo el COVID-19”, dijo el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Australia, por su parte, avivó un conflicto diplomático con China al acusar a Beijing y Moscú de aprovechar la ansiedad en torno a la pandemia para socavar las democracias occidentales difundiendo desinformación en Internet.
“Es preocupante que algunos países estén utilizando la pandemia para socavar la democracia liberal para promocionar sus propios modelos más autoritarios”, dijo la ministra australiana de Exteriores, Marise Payne, en un discurso ante una universidad.
Australia ha enojado a China al pedir una investigación independiente sobre el origen y la respuesta inicial al COVID-19.
Desde que el virus surgió en China a finales del año pasado y se expandió por todo el mundo se han confirmado más de 8 millones de casos y 441,000 muertes.
La cifra de muertos en Estados Unidos ha superado las 116,900 personas, según la Universidad Johns Hopkins.
Es más que el número de estadounidenses muertos en la I Guerra Mundial, cuando fallecieron 116,516, aunque ambos conteos son pocos precisos.
Estados Unidos tiene el mayor número de infecciones y muertes por el nuevo virus en el mundo, y con la apertura de parte de su economía en las últimas semanas han aumentado los casos en lugares como Texas, Arizona y Florida, donde el virus ha impedido trabajar a algunos miembros del equipo estadounidense que monitorea huracanes.
Con información de AP