Un total de 17 vacunas candidatas contra COVID-19 se encuentran en ensayos clínicos, pero todavía es incierto el tiempo que tardará hasta que alguna de ellas esté lista para ser utilizada a gran escala, declaró hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Estamos animados con la progresión que han hecho estas vacunas candidatas a través de las evaluaciones clínicas y esperamos tener los resultados. Si tendremos o no una vacuna en un tiempo determinado dependerá de factores que no podemos anticipar”, dijo la responsable del seguimiento de esas investigaciones en la OMS, Ana María Henao.
Sin embargo, consideró que se está en buen camino porque “hay mucho consenso, mucho trabajo conjunto y mucha colaboración” entre todas las instancias que participan en esas investigaciones.
La OMS concluyó hoy una reunión remota de dos días para evaluar los progresos en las investigaciones a nivel mundial sobre la tecnología necesaria para contener la pandemia de coronavirus, que incluye tratamientos y vacunas.
En el intercambio participaron 1,300 científicos y expertos en áreas conexas de 93 países.
La científica jefa de la OMS, Soumya Swaminathan, comentó que hay un volumen impresionante de trabajo dedicado al combate de la pandemia y que hay días en que se publican hasta 500 ensayos científicos al respecto, aunque “no todos de la misma calidad”.
Lo cierto es que la reunión permitió constatar que las investigaciones se concentran en los Estados desarrollados, por lo que se planteó la necesidad de involucrar de todas las formas posibles a las instituciones científicas de los países en desarrollo y alentarlas, donde sea posible, a realizar sus propios estudios.
Por otra parte, Swaminathan abordó la compleja cuestión de la tasa de infectados, en vista que desde los primeros meses de la pandemia se asume que ésta es mucho mayor que las que presentan las estadísticas de los países.
Ello en vista de que una proporción aun indeterminada de personas contaminadas son asintomáticas o presentan síntomas tan leves que pasan una prueba de diagnóstico.
A ese respecto, explicó que en la reunión algunos científicos sugirieron que para tener una idea de la verdadera tasa de letalidad de la COVID-19 “hay que dividir el número de personas infectada que fallecen entre el número de casos de dos semanas antes”.
Ese es el tiempo medio que pasa entre el momento en el que un enfermo empieza a presentar síntomas agudos y su deceso.
“También se discutió sobre la tasa de contagios, que muchas veces se desconoce. Lo que sabemos corresponde a quienes están diagnosticados y eso depende de que presenten síntomas y de que tengan acceso a los test”, explicó.
La parte invisible de los contaminados se vislumbra a través de los estudios de seroprevalencia (calculan la proporción de una población que ha tenido contacto con el virus y ha desarrollado anticuerpos), que indican que “el número de infectados frecuentemente es diez veces más que el número de los que han sido diagnosticados”.
En función de ello, en la reunión de hoy se planteó que la tasa de letalidad de la COVID-19 sería del 0.6 %, es decir diez veces menos que el 5 % o 6 % del que generalmente se habla, comentó Swaminathan.
Con información de EFE