Uno de los autores mexicanos más prolíficos del último medio siglo en México, sin duda fue el caricaturista e historietista Eduardo de Río, más conocido como Rius.
Este agosto se cumplen 3 años de su partida, pero su enorme legado, no sólo permanece, sino que trasciende generaciones.
Sus libros de divulgación, dicho por él mismo, han sido recomendados como complemento de lecturas para estudiantes de secundaria, bachillerato, CCHs, prepas, e incluso estudios universitarios.
Sus historietas semanales, Los Supermachos y Los Agachados, alcanzaron tirajes de 250 mil ejemplares.
Rius, pues, es un referente obligado.
A un viajero que estuvo en Uruguay (inicios de los setentas, época de los tupamaros), le fue obsequiado un facsimilar, editado en aquel país, del número de la historieta Los Agachados dedicado al Movimiento estudiantil y masacre de Tlatelolco en 1968.
Maestro de caricaturistas
En una conversación en 2016 (el año anterior a su fallecimiento), ante las cámaras de TV con otro caricaturista, Rafael Barajas, El Fisgón, quien se asume como uno de sus discípulos, este le dice:
- Las caricaturas que tu hacías en 1960, se fueron pareciendo a los políticos de 1970, sus imágenes grotescas se fueron pareciendo a las de los presidentes reales. Espero que ya dejes de hacer caricaturas porque nos está llevando al desastre
- Llegué a sentirme un poco profeta –dice Rius mientras sonríe-. Mis caricaturas de hace 40 años se pueden publicar ahora y tienen vigencia, sin cambiarle nada, nomás le cambias al personaje presidente.
- Una de tus aportaciones fue haber hecho historietas y libros didácticos que la verdad resultaron muy eficaces para los lectores, te convierte en una segunda secretaría de educación pública. Los dibujantes del Chamuco y el Chahuistle nos consideramos herederos de Rius. ¿Cómo empezaste esos libros?
- Fue una chiripada, porque nos comisionaron para ir a Cuba a tres personas, un fotógrafo, un escritor y yo para hacer un libro. Al regreso falleció el escritor, Froilán Manjarrez, y me propuse sacar adelante el libro con mi crónica apoyada con dibujos.
El tal Rius
“A principios de 1964, comenta el fotógrafo Rodrigo Moya, tres periodistas mexicanos fuimos recibidos en Cuba por el comandante Ernesto “Che” Guevara en la sala de juntas del Banco de la República que él dirigía. Guevara entró en la sala de juntas con un puro en la mano.
- Aquí vivimos como cualquier cubano, sólo que con un poco más de trabajo, dijo sonriendo con un tono cordial que rompió cualquier solemnidad.
- ¿Quién de ustedes es el tal Rius?, preguntó en seguida.
Rius se puso rojo como tomate, movió incontables veces la cabeza de un lado a otro y, al final, se señaló el copete.
Al menos media hora de la charla versó sobre los personajes de Rius, en los cuales el Che era un erudito. Es probable que por eso, el caricaturista firmaba algunos trabajos como “El tal Rius”.
Caricaturista por casualidad
En otra entrevista de 1999, también rescatada por TV UNAM, comentó, entre varias afirmaciones las siguientes:
Su familia conservadora quería que fuera cura. Hizo varios trabajos raros, office boy, cantinero, embotellador de refrescos.
El primer trabajo estable fue en funeraria; ahí dibujaba para no aburrirse y lo descubrió el editor de Jaja, la primera revista mexicana de humor. “Si se le ocurren algunos chistes llévemelos”. El pago semanal era de 50 pesos, una miseria. Llenaba dos páginas de la revista con 5 o 6 chistes.
Las influencias
“Me impresionaba el trabajo de Abel Quezada. Me atraía su crítica, la falta de respeto hacia gente que en teoría debería ser digna de ser respetada, los grandes políticos, la gente de dinero, la misma iglesia.
Cuando Quezada dejó de trabajar en el periódico Ovaciones ocupé su lugar y empecé a hacer cartón político.
Otras influencias, para mí fueron los franceses Bosc y Chaval, y Saúl Steinberg –el padre de la caricatura moderna-
En historieta me influenció un caricaturista gringo, Walt Kelly porque se salía de lo que los demás hacían. Publicaba poco en los periódicos, pero aparecía en formato de libro.
En la parte de periodismo influyeron en mi Renato Leduc, José Alvarado, Fernando Benítez, intelectuales con posiciones críticas
También José Revueltas fue una gran influencia. Milité muchos años en el partido comunista y el me ayudó mucho porque era crítico con la gente de izquierda.
La caricatura trabajo ingrato
- El cinismo de la clase gobernante ha ido en aumento al grado que ha habido presidentes que declaran que ni ven no oyen.
- Es un trabajo que hay que hacer, una lucha, aunque no veas resultados.
- Me da mucho gusto que cada vez menos caricaturistas tengan que acudir a la corrupción para vivir.
- No soy caricaturista sino humorista gráfico
- Me satisface el libro gráfico. Es un producto que se queda y se puede consultar.
- Puse al alcance de la gente temas.
- No estuve en la universidad y no tuve la oportunidad de adquirir un lenguaje inaccesible para la gente.
Los Supermachos y Los Agachados
Cuando ya había decidido dedicarme a otra cosa, la historieta me salvó.
Un buen ejemplo a seguir era el humor urbano de Gabriel Vargas
A mí me correspondía hacer una historieta del mundo de la provincia; tema riquísimo que no se había tocado en la historieta mexicana. Traté de hacer un pueblo que representara todo el país. Me costó trabajo porque descubrí que hay un montón de Méxicos. Descubrí que hay una parte de México que puede tener una representación simbólica de todo el país y es el Bajío. Y ahí en San Garabato metí a todos los personajes (Los Supermachos) que representaban distintas clases y sectores de la sociedad.
Vi que lo había logrado cuando Los lectores empezaron a identificarse con los personajes
Pegó la historieta, al grado que el gobierno la quiso prohibir y acabó quitándomela.
Al editor de derecha le dijeron los de Gobernación que estaba mandada y. con mucha pena, que le iban a quitar la licencia. Pero el editor, como buen comerciante, les propuso que mejor quitaran al autor. Contrató dibujantes y preparó 3 números de colchón para cuando yo renunciara. Luego surgieron Los Agachado.
El libro estrella
Con los libros me ha ido bien. Van más de 100. Ya perdí la cuenta.
“Marx para principiantes” se tradujo a 15 idiomas.
En ningún país socialista se editaron mis libros. Es algo curioso en mi haber. No encajaba en su educación doctrinaria. Mi libro sobre Cuba (“Cuba para principiantes”), en Cuba no se conoce.
Me da mucho gusto que cada vez menos caricaturistas tengan que acudir a la corrupción para vivir.
La despedida
Trabajo para servir a la comunidad, trabajar para los demás tratando de ayudarlos; siento que lo he logrado, sino no me podría permitir ponerme a prueba con la muerte, me voy a morir sabiendo que hice lo mío y lo hice más o menos bien.
Acabo de donar a la UNAM más de cincuenta originales de los libros.
NOTA FINAL.- El programa de TV UNAM con las entrevistas citadas se puede ver en este link: https://www.youtube.com/watch?v=aDc45aXypcs