Los sitios arqueológicos ya no son de los arqueólogos, son de todas las especialidades y, sobre todo, de las comunidades”, bajo esta visión, interdisciplinaria y socialmente justa e inclusiva, es que José Huchim Herrera ha dirigido la Zona Arqueológica de Uxmal, cuya gestión se ha convertido en modelo a seguir no solo para los sitios de la península de Yucatán, sino del país.
A lo largo de casi 30 años, Uxmal se estudia, conserva y difunde, con el trabajo y la participación de sus herederos: mujeres y hombres mayas de todas las edades, dijo el investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) al hablar de los alcances y los proyectos del Plan de Manejo del sitio, en el IX Coloquio Leonardo Manrique que, vía remota, se desarrolla a través del canal de la Coordinación Nacional de Antropología en YouTube.
En la transmisión, enmarcada en la campaña “Contigo en la Distancia”, de la Secretaría de Cultura, José Huchim comentó que se crió con una vista envidiable: la Pirámide del Adivino; su abuelo fue el primer custodio de sitio en Yucatán, su padre y él continuaron la misión. Esa familiaridad con Uxmal y con la cultura viva que la rodea, las comunidades de Muna, Santa Elena y San Simón, que suman alrededor de 15 mil habitantes, son las que han marcado el rumbo.
“Cuando habló de tener un proyecto socialmente justo e inclusivo, me refiero al involucramiento de todos los sectores, creo que Uxmal es el único sitio en Yucatán que integra a mujeres en trabajos de mantenimiento y conservación. Ellas tomaron la iniciativa, no solo querían dedicarse a retirar la maleza de plazas y edificios: ‘Queremos excavar, saber qué se siente cuando encuentran cerámica’, me dijeron. La gente está ávida de conocimiento y hay que aprovechar ese entusiasmo”, expresó el arqueólogo y maestro en arquitectura.
En el futuro inmediato se tratará de avanzar en dos iniciativas prioritarias, la primera de ellas será la conformación de una sociedad cooperativa comunitaria, para el recorrido del sacbé (camino) prehispánico que conecta a Uxmal y Kabah, el cual tiene 18 kilómetros de longitud.
“Entre las actividades que desarrollaremos está una prospección arqueológica para identificar todos los rasgos que hay a lo largo del camino y, posteriormente, ponerlo en valor para que, la propia comunidad ya capacitada sobre la importancia biocultural de la región, sea la que dé este recorrido e instruya a los visitantes en sus saberes ancestrales, por ejemplo, sobre la herbolaria medicinal”.
En opinión de José Huchim, también coordinador de las tareas de mantenimiento en el resto de los sitios de la Ruta Puuc: Oxkintok, Kabah, Sayil, Xlapak y Labnah, se ha vuelto indispensable que el INAH busque con mayor fuerza la participación de la gente en las tareas el sostenimiento, cuidado y vigilancia de las zonas arqueológicas. “Necesitamos aliados, y las comunidades deben tener un aprovechamiento más directo de estos recursos culturales”.
Acorde con tal perspectiva, otro proyecto a impulsar será el de una cocina económica, para lo cual se ha conversado con un grupo de mujeres de Santa Elena, poblado ubicado en el corazón del Puuc y que, sin embargo, carece de fondas donde el turista pueda detenerse a comer platillos tradicionales, como el relleno negro, huevos revueltos con chaya, sopa de lima, etcétera. La idea es abrir esta oferta y que exista un beneficio directo.
La gestión de las zonas arqueológicas del área Puuc también cubre el aspecto ecológico, de ahí que existe una vinculación con la Asociación de la Reserva Biocultural del Puuc, la cual abarca cerca de 136,000 hectáreas. En tanto, en el asunto patrimonial, los talleres educativos para niños y jóvenes prevé la introducción a temas de medioambientales, como la identificación de flora y fauna endémica.
Lo anterior cobra sentido al considerar que Uxmal fue una “ciudad sostenible”, gracias al sistema hidráulico que lograron implementar sus antiguos habitantes, permitiendo su desarrollo a lo largo de mil 500 años, entre 500 a.C. y el 1000 d.C.
“Los mayas se asentaron en la cota más alta de esta pequeña serranía, el Puuc, y aprovecharon sus suelos arcillosos para formar bordos para represar el agua de lluvia. Uno de los sistemas más grandes mide 250 metros de largo y entre 70 y 120 metros de ancho. Así abastecía a una población de 35 mil habitantes en el periodo Clásico mesoamericano”.
“El agua fue el recurso primordial para levantar Uxmal y las demás urbes de la zona, monumentalidad que mantienen y conservan los mayas actuales, a quienes se debe el buen estado de ejemplos excelsos de la arquitectura como el Palacio del Adivino, el Cuadrángulo de las Monjas, El Palomar y el Palacio del Gobernador”, finalizó el investigador.
Con información de Once Noticias