Las ventas de piratería en el país alcanzan los 75 mil millones de dólares en el 2018 y siguen en ascenso en los últimos años, revelaron hoy el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) y la Canaco local.
Según los últimos datos de la “Encuesta para la medición de la piratería en México”, realizada por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y la Coalición por el Acceso Legal a la Cultura, 41.9 millones de mexicanos consumieron algún tipo de piratería entre 2016 y 2017.
La mayoría de los consumidores no vincula el consumo de piratería con afectaciones a su bienestar individual ni a consecuencias legales, lo cual muestra una debilidad del Estado de Derecho y de respeto a las normas.
Para muchos consumidores, comprar mercancía ilegal (falsificada o pirata), es la forma de acceder a ciertos productos originales cuyos costos son más elevados. Si bien la piratería puede comercializarse por distintos canales de venta, su distribución resulta más fácil en plazas con bajos o nulos controles de calidad y regulación, fundamentalmente tianguis o mercados.
De acuerdo con la OCDE, la copia de artículos como suministros médicos,
componentes de automóviles, juguetes, marcas de alimentos y cosmética, y productos eléctricos conlleva numerosos riesgos para la salud y la seguridad, además de que pueden no funcionar correctamente. “Podemos encontrar medicamentos con receta que no son eficaces, peligro de incendios por productos electrónicos mal cableados y productos químicos de baja calidad en pintalabios y leches infantiles de fórmula”.
El Observatorio de la UNESCO también ha señalado que es común que los comerciantes de productos piratas sean trabajadores a pequeña escala o vendedores ambulantes, los cual fomenta la informalidad. Durante el segundo trimestre de este año, 15.3 millones de mexicanos conformaron específicamente la ocupación en el sector informal.
La destrucción de copias ilegales de mercancía es sólo la punta de un iceberg, lo que es tangible, pero detrás de esta práctica se encuentran varios procedimientos quellevan a la correcta eliminación de los productos apócrifos.
En primer lugar, el producto ilegal debe ser debidamente identificado, ya sea por la autoridad o por las empresas -tenedoras de derechos- y sus despachos de propiedad intelectual. Como se mencionó anteriormente, hay lugares determinantes donde se pueden reconocer los productos, como los tianguis.
De acuerdo con la OCDE, la falsificación de mercancías también puede
tener efectos negativos en el medio ambiente.
Medio ambiente
Por un lado, siguiendo un artículo del Athens Journal of Law11, las empresas que producen mercancías falsas no toman en cuenta las normas ambientales, de forma que, por ejemplo, si un producto contiene sustancias tóxicas, es posible que éstas se liberen en el aire cuando se lleve a cabo la quema de los productos.
Por otro lado, la destrucción de esta mercancía puede ser un proceso costoso que además genera gran cantidad de residuos.
Con info de https://amcham.org.mx/