En el México antiguo los dioses y diosas se representaban por sus atributos y se les conocía por su pintura facial o máscara distintiva: a la madre de los dioses le cubrían la cara de rojo, Cihuapipiltin era de color blanco; Tláloc y Quetzalcóatl tenían la cara teñida de negro.
Huitzilopochtli aparecía con la mitad superior del rostro en negro y la otra mitad de amarillo. Además, el color estaba en relación con los rumbos del universo: negro al Norte, azul y verde con el Sur, al Este el color amarillo y al Oeste el blanco.
Relacionada con el culto a la muerte, la máscara jugó un papel importante en la vida precolombina, con su ayuda el ser humano se transformaba y representaba todas las cualidades mágicas y físicas del ser (nahual). La dualidad simbólica también estaba presente al término de cada periodo de 52 años, cuando los pueblos antiguos sentían gran temor por el destino del sol, pues podía significar el fin del mundo.
La última noche del ciclo, el mundo se poblaba de seres malignos, por lo que los seres considerados débiles (mujeres, niñas y niños) se encerraban en casa vigilados por guerreros. Las mujeres en cinta se escondían y refugiaban en grandes ollas de barro donde guardaban el maíz. Con la idea de la muerte, el temor profundo era que el alma quedara en el eterno destierro, en un mundo de sombras que preocupaba tanto al hombre precolombino y que parecía superada mediante el empleo de la máscara.
Para conocer este tipo de máscaras, la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí, invita al público interesado a realizar un recorrido virtual por este espacio, dando un clic en el siguiente enlace https://goo.gl/maps/MQcGmSgzUV9hCyC3A o una vez pasada la pandemia por el COVID-19 acudir de forma presencial. Se les invita también, a seguir las redes de este espacio https://www.instagram.com/museodelamascara/ https://twitter.com/museo http://www.facebook.com/Museo-De-La-Mascara-104219461381514/http://museodelamascaraslp.org/