“Ya no estoy aquí”, película de Fernando Frías, contravino la tendencia de pronósticos el domingo pasado 27 de septiembre, cuando obtuvo 10 premios Ariel otorgados por la Academia Mexicana de las Artes y Ciencias Cinematográficas (AMICC). Dejó atrás a las películas “Esto no es Berlín” y “Polvo”, hasta entonces favoritas con doce y once nominaciones, respectivamente.
“Ya no estoy aquí”, recrea, en un barrio de la ciudad de Monterrey, un submundo de marginalidad, discriminación y prejuicios; ahí irrumpen al espacio público los “cholombianos”, entre quienes figura el vital grupo neo-cumbiambero Los Tercos locos. Este suceso acontece con el rechazo y desagrado de un segmento de pobladores regiomontanos, quienes afirmaban: la película no nos representa y “hace quedar mal a Monterrey”.
El detrás de los premios a la cinematografía
El fantasma del subsidio gubernamental, de tradicional proteccionismo selectivo, es una sombra pesada para algunos realizadores fílmicos mexicanos acostumbrados durante varios lustros a recibir apoyo; desentendidos, por cierto, de la distribución y difusión de sus propias películas.
Ese falso luto para unos cuantos, no empañó la ceremonia de la entrega de los premios Ariel, máximo galardón de la cinematografía mexicana otorgado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencia Cinematografía (AMACC) para realizadores, técnicos y talento histriónico.
Mónica Lozano al quite
La actual presidenta de la AMACC, Mónica Lozano, es una de las más destacadas productoras ejecutivas de películas mexicanas (Amores Perros (2000) de Alejandro González Iñárritu; Nicotina (2003) de Hugo Rodríguez; Voces Inocentes (2004) de Luis Mandoki. Además; Arráncame la vida (2008); entre las más destacadas).
Lozano, en su discurso durante el evento, se puso por encima de la búsqueda de dádivas selectivas, cuando dijo:
“Según nuestra Constitución, la cultura es un derecho que debe ser garantizado por el Estado en su acceso y ejercicio para todas y todos los mexicanos, atendiendo a la diversidad y pluralidad inherentes a nuestro país. El cine es un espejo que nos refleja como individuos y como sociedad; y es también una ventana para ver el mundo.
“¿Hacia dónde debe ir entonces nuestro cine? Su papel es importante en la salvaguarda de la identidad y la soberanía cultural del país; en la preservación de nuestra memoria histórica. Para el presente y para las generaciones por venir. La poderosa influencia del cine en la sociedad puede seguir contribuyendo a desterrar la corrupción, la desigualdad, el individualismo, para transformar a México en un país más igualitario, libre y democrático, en el que prevalezca el Estado de Derecho.
“El 80% de los trabajadores del cine en nuestro país son eventuales y viven al día.
Lo dicho por Mónica Lozano, respecto a los trabajadores de la producción fílmica, contrasta con la garantía de ingresos y desarrollo exponencial de la distribución. Para muestra, basta un ejemplo, Cinépolis, antes Organización Ramírez, funda su desarrollo en las salas Morelia y Morelos de la capital michoacana. A 5 décadas de su inicio, en este momento cuentas con más de 1,500 salas. Todo salió de la exhibición de cine.
Si bien es cierto que esa empresa es el principal patrocinador del consolidado Festival de Cine de Morelia, aporta muy poco a la producción de cine mexicano y en su exhibición siempre da un lugar secundario y desventajoso a las películas mexicanas en relación a los filmes comerciales procedentes de Hollywood. Vale otro ejemplo, una “super producción” extranjera (con frecuencia de contenido inocuo) se estrena hasta 600 salas en simultáneo y permanece varias semanas en cartelera. Una película mexicana se estrena con un número oscilante entre 30 y 100 copias y pocas veces trasciende la permanencia de una semana en cartelera.
Esa es una asignatura pendiente a resolver por parte de la comunidad fílmica; la promoción y distribución suficiente y equitativa frente al cine comercial. Además de la formación de público a la que ya contribuyen la Cineteca Nacional, la Filmoteca de la UNAM y numerosos festivales internacionales ente los que destacan los de Guadalajara, Guanajuato, UNAM, Los Cabos, Riviera Maya, Tour de Cine Francés, Festival CineMA (México Alemania), y Durango.
Al respecto, esto dijo Mónica Lozano:
“Es necesaria la participación incluyente, democrática y transparente de la comunidad; que protejan y garanticen la existencia de un cine nacional frente a la voracidad de un mercado global dominado por intereses comerciales ajenos a su relevancia cultural y ajenos al derecho que tienen las audiencias del disfrute de un imaginario propio.
“Vamos por reformas justas a la Ley de Cinematografía, en favor de los equilibrios, en beneficio del cine… una oportunidad de corregir y fortalecer los mecanismos de apoyo y las instituciones cinematográficas sin detener el trabajo esencial de la producción, la distribución y la difusión de cine mexicano.
“La cultura no debe pensarse como un gasto. No es un adorno, no es un bien prescindible. Desde el cine, podemos también contribuir en la construcción de un nuevo y mejor México. Los trabajadores y creadores cinematográficos no somos el enemigo.
Los ganadores
La película “Ya no estoy aquí” obtuvo 10 premios Ariel, entre ellos dos de los más significativos, a Mejor dirección (Fernando Frías de la Parra) y Mejor película.
Hubo dos los premios especiales, el Ariel de oro, por trayectorias, entregado a la actriz María Rojo y la compositora Lucía Álvarez.
Esta es la lista de las categorías premiadas y quienes fueron premiados:
Revelación
actoral: Juan
Daniel García/ “Ya no estoy aquí”.
Ariel de Oro: Lucía Álvarez (compositora) y María
Rojo (actriz).
Diseño de arte: “Ya no estoy aquí”.
Fotografía: Damián García/ “Ya no estoy aquí”.
Guion original: Fernando Frías de la Parra/ “Ya no
estoy aquí”.
Guion adaptado: John Sayles y Guillermo Munro
Palacio/ “Sonora”.
Ópera prima: David Zonana/ “Mano de obra”.
Largometraje de animación: “Olimpia”/ J. M.
Cravioto.
Mejor actor: Luis Alberti/ “Mano de obra”.
Mejor actriz: Edwarda Gurrola/ “Luciérnagas”.
Mejor dirección: Fernando Frías de la Parra/ “Ya
no estoy aquí”.
Mejor película: “Ya no estoy aquí”.
Película iberoamericana: “Dolor y gloria” (España), Pedro Almodóvar.
María con premio doble
Además del Ariel de Oro otorgado a María Rojo por su trayectoria como actriz durante varias generaciones del denominado Nuevo cine mexicano; luego de la ceremonia de premiación se dio a conocer la edición de un libro biográfico dedicado a ella.
Se trata de: “María
Rojo: La bondad de los extraños”, editado por Roberto Fiesco y publicado
por la Academia Mexicana de
Artes y Ciencias Cinematográficas.
Para leerlo en línea o descargarlo en versión
pdf (aún no hay ejemplares físicos), visita este enlace: https://www.amacc.org.mx/wp-content/uploads/2020/09/ARIEL-DE-ORO-MARÍA-ROJO.pdf
Felipe Cazals, uno de los más prominentes directores mexicano que haya dirigido en cine a María Rojo, le entregó el premio Ariel de Oro y tuvo estas palabras para ella:
“Lo que es innegable es que con la presencia de María Rojo desaparecieron de las pantallas grandes lo que era lo tradicional: aquellas hieráticas diosas siempre tan lejanas, las cornudas esposas de los de la alta sociedad; incluso, se esfumaron las del talón con un corazón de oro, eternamente hostigadas por los hermanos Junco… Así, María Roio, sin regateos ni compromisos de clase, trajo a nuestro cine el ácido encuentro del público con una realidad poco risueña.
“María de mi corazón, El Apando, La tarea y El callejón de los milagros quedan como obras imborrables de la versatilidad sin igual de María Rojo.