El debate de la noche del jueves fue una de las últimas oportunidades para el presidente republicano Donald Trump y su rival demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, de dirigirse a una gran audiencia nacional. Ambos parecían ser conscientes de lo mucho que estaba en juego.
Trump actuó de forma más presidencial de lo que lo había hecho en otras ocasiones, manteniendo la calma, aunque recurriendo más de la cuenta a argumentos familiares para atacar a Biden. Y este, al que Trump y sus partidarios se refieren como Sleepy Joe (algo así como ‘Joe el somnoliento’), estaba muy despierto, discutiendo apasionadamente contra las políticas del actual presidente en materias como la inmigración o la gestión de la crisis del coronavirus.
Este nuevo careo verbal supuso un gran cambio de patrón respecto al caos en el que había sido el primer debate entre ambos candidatos. “Definitivamente fue mejor que el anterior”, dijo a DW J. Miles Coleman, analista electoral del Centro de Política de la Universidad de Virginia. “Trump se centró más en el mensaje y no hubo enfrentamientos con el moderador”. Eso marcó una gran diferencia con respecto al anterior encuentro.
Cambio de reglas tras el último debate
Durante el primer debate, el 29 de septiembre, Trump interrumpió constantemente a Biden, que también empezó a hacerlo, aunque no de tan malas maneras. Según un recuento del Washington Post, Trump interrumpió acaloradamente al moderador o a Biden un total de 71 veces durante el primer debate, mientras que Biden lo hizo 22 veces.
Por eso, esta vez cada candidato tuvo su micrófono silenciado durante el turno inicial de dos minutos de su oponente en cada uno de los seis segmentos. Frank Fahrenkopf, presidente de la Comisión de Debates Presidenciales, dijo a Associated Press que tanto Trump como Biden tenían a un miembro de su campaña detrás del escenario para monitorear a la persona que controlaba el botón de silencio.
Trump había dejado claro antes que no le habían gustado los cambios en las reglas respecto al primer debate. “El presidente Trump está comprometido a debatir con Joe Biden independientemente de los cambios de última hora en las reglas de una comisión que no es imparcial, en su último intento de favorecer a su candidato preferido”, decía un comunicado de la campaña por la reelección del presidente.
Sin embargo, durante el debate Trump pareció no tener ningún problema con la moderadora Kristen Welker, al contrario. “Hasta ahora, respeto mucho la forma en que está llevando esto”, dijo el presidente a Welker en cierto momento durante el debate, cuando le permitió responder a una argumentación de Biden. Antes del debate, había venido atacando repetidamente a la periodista, corresponsal de NBC News.
‘Aprendiendo a morir con eso’
Biden arrancó el debate con fuerza. El primer tema de discusión fue el coronavirus y el exvicepresidente criticó duramente a Trump por lo que él y su partido ven como una respuesta torpe a la pandemia. Hasta ahora, más de 220.000 personas han muerto de COVID-19 en los Estados Unidos.
“Alguien que es responsable de tantas muertes no debería seguir siendo presidente de los Estados Unidos de América”, dijo Biden. Su gran momento llegó cuando Trump dijo que los estadounidenses estaban “aprendiendo a vivir con ello”, con el coronavirus, ya que no tenían otra opción. “¡La gente está aprendiendo a morir con ello!”, respondió Biden.
Para el analista electoral Coleman, “esa fue la mejor frase de Biden”.
Acalorado intercambio sobre niños migrantes en la frontera
El aspirante demócrata volvió a lucirse cuando la discusión se centró en la inmigración. Atacó al presidente por su política de separar a los niños migrantes de sus padres en la frontera con México. Y se mostró visiblemente preocupado por cómo más de medio millar de niños todavía esperan reunirse con sus familias.
Biden está totalmente convencido de que en estas elecciones se vota en base al carácter de los candidatos, a su carisma, explica Coleman.
La política de separación familiar, en la que finalmente la propia administración Trump dio marcha atrás, fue tachada de desmedida. Pero el tramo del debate dedicado a inmigración dio un giro después del impetuoso arranque de Biden. Trump, evitando el tema de que los niños aún extrañan a sus padres, señaló que algunas de las instalaciones de detención, a menudo descritas como jaulas, fueron de hecho construidas durante la administración Obama, cuando Biden era vicepresidente. “Eso fue él. Construyeron jaulas”, dijo Trump.
Para Coleman, “hubiera sido mejor si Biden hubiera tenido una respuesta”.
‘Trump ganó’
Al final, el presidente pareció salir, de algún modo, más fortalecido que su rival.
“Trump ganó, en el sentido de que [su actuación en el debate] no fue una debacle”, explica Coleman, que también es editor asociado de Sabato’s Crystal Ball, un boletín no partidista sobre la campaña electoral. “Hemos puesto el listón muy bajo. Ahora, ¿va a hacer cambiar de opinión a mucha gente?… lo dudo”, concluye.
Para un número significativo de votantes, el debate llegó demasiado tarde para influir en su elección, de todos modos: más de 42 millones de estadounidenses ya han emitido su voto, una participación récord para la votación anticipada.
Con información de DW