El machismo es una ideología en la que nos educan a todos; el feminismo no es una ideología, es un movimiento social, cultural e histórico, consideró la novelista y periodista española Rosa Montero durante un conversatorio con la editora y también autora Yael Weiis, que se realizó como parte del Foro Internacional en línea Utopías y Distopías en las Narrativas Feministas.
Ambas autoras conversaron en torno al antisexismo, el lenguaje inclusivo, el machismo, la memoria, la muerte, la ciencia ficción y el personaje de Bruna Husky, así como del método de la reconocida narradora española para escribir una novela y hasta del motivo de sus distintos tatuajes en el cuerpo, charla que fue transmitida este jueves en la cuenta de Facebook de Literatura UNAM.
Las mujeres, explicó Montero, “también tenemos el prejuicio del machismo metido en el último rincón del cerebelo, y hay que luchar por quitarlo. La historia del ser humano que nos han contado es pura manipulación e ignorancia. Se nos hacía creer que antes no había mujeres que hicieran grandes aportaciones en la política, la cultura o la ciencia. Es verdad que antes no nos dejaban estudiar o trabajar, pero afortunadamente ahora se está rescribiendo esa historia.
En el comienzo de la literatura, el primer autor literario de la historia de la humanidad es una princesa y poetisa acadia que se llama Enheduanna, de hace 4 mil 300 años. A ella se le deben también las primeras anotaciones musicales y astronómicas, y quién la conoce?, se preguntó Rosa Montero.
Y así a lo largo de la historia. Nos han vendido un pasado que es mentira y ha sido manipulado. Ha habido mujeres increíbles, haciendo cosas increíbles. Y no pocas veces sus logros se los atribuyen a sus padres, jefes, maridos o hijos, o simplemente las han borrado de la historia.
Respecto del feminismo que se autodefine como radical, dijo la también periodista: El feminismo afortunadamente no es una ideología, sino un movimiento cultural, social e histórico gigantesco, y como tal hay muchos feminismos, muchas maneras de ver esa deconstrucción. Que algunos se llamen radicales depende de qué contenido le dan. No me gusta hablar de los grupos beligerantes o violentos, porque me parece son hiperminoritarios dentro de todo el movimiento general del feminismo o antisexismo. Lo que pasa es que salen en toda la prensa y todo el mundo habla de ellos, porque al patriarcado le conviene que se difunda eso.
Hacia la deconstrucción del sexismo
Aunado a ciertas manifestaciones de censura en las artes, opinó, “por ejemplo, hay gente que dice que hay que quemar la novela Lolita, de Navokov. No se han enterado que Lolita es una novela moral y antipedófila clarísima, aparte de maravillosa. Pero cuando un texto es una apología en pro o normalización de la pedofilia, por supuesto que sí hay que retirar, porque es delito”.
Montero también reivindicó la palabra feminismo o antisexismo, que habla de una larga lucha de sacrificio de muchas mujeres y un puñado de hombres también, por acabar con la desigualdad de género. Digo antisexismo, porque hay gente que cree que feminismo es lo contrario de machismo, y hay gente que manipula la palabra feminismo para generar confusión y hacer creer que las mujeres luchan por una supremacía sobre los hombres, cuando en realidad el feminismo aspira a la deconstrucción del sexismo. Antisexismo me parece semánticamente más preciso.
La memoria, dijo la autora, es una reinvención de nuestros recuerdos que hace la imaginación, ya que al final somos palabras en busca de sentido. Así, el relato lo es todo. Ya se ha dicho: lo que afecta al ser humano no es lo que le sucede, sino lo que se cuenta acerca de lo que le sucede. Si uno cambia su relato, cambia su vida. Por eso hay tantas terapias que se basan en el cambio del relato o la narración para modificar la vida, como hace el psicoanálisis.
Con información de La Jornada